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Actualizado: 28 de julio de 2025


Roger quedó en la Ciudad algunos dias solicitando al Emperador su despacho, y á los ministros de su hacienda que maliciosamente ocultaban el dinero, y ponian dificultades y estorbos en los medios y arbitrios que se daban para su cobranza: artes usadas siempre de los que manejan hacienda de Príncipes. Aunque en esta detencion concurria el Emperador.

Celebráronse varias con el citado Comandante en las noches del 16 de Marzo al 6 de Abril, quien solicitando de volviera á Filipinas para reanudar la guerra de la independencia contra los Españoles, ofrecióme la ayuda de los Estados Unidos, caso de declararse la guerra entre ésta nación y España.

Llegaron á esta ciudad dos caballeros de la ciudad de Constantinopla llamados Nicola Tragonet y Alejandro Canano, los cuales habían sido cautivados por los turcos con sus mujeres é hijos cuando aquella ciudad fué ganada y para no renegar de la fe católica se rescataron por grandes precios y para buscar dinero conque rescatar á sus mujeres é hijos, con gran vergüenza de sus linajes pedían limosnas por la cristiandad, solicitando del Concejo les diesen 17000 maravedises.

El yate fué á amarrarse en el puerto de Mónaco, y Miguel Fedor, al llegar á París, casi rió como en presencia de un cambio grotesco de las leyes naturales. ¡El heredero de los Lubimoff necesitando dinero y teniendo que esforzarse por adquirirlo, lo que no había hecho en toda su existencia; solicitando adelantos horriblemente usurarios con la garantía de sus lejanas y famosas riquezas, que por primera vez eran menospreciadas!...

Y los dos grandes perros mastines, Manchego y Navarro, traídos cachorros de Castilla, caracoleaban en torno suyo solicitando también una caricia. Pero era necesario llevar aquellos animalitos á reposarse. D. Félix dió orden á los vaqueros para que los condujesen á Cerezangos y él también marchó con ellos. Cerezangos es una gran pradera distante menos de un kilómetro de la casa.

Al fin Robledo reconoció la pertinencia de estos consejos, marchándose á Buenos Aires. Varios meses anduvo por los ministerios, solicitando que se reanudasen las obras y luchando con las rutinas técnicas y administrativas. También tuvo que esforzarse por mantener su crédito en los Bancos.

Cuando el joven Heredia se acercó al despacho del ferrocarril minero que enlaza el puerto de Sarrió con la villa de Lada, solicitando un billete de primera, el expendedor le clavó una mirada honda y escrutadora, y le examinó detenidamente de la cabeza a los pies, preguntándose con curiosidad: ¿Quién será este joven?

Mujeres glaciales que le trataban con visible despego, mujeres de reconocida virtud que repelían con su aspecto toda audacia, se habían acercado á él con repentina decisión, solicitando un préstamo y preguntando acto seguido á qué hora podía ofrecer el príncipe una taza de en Villa-Sirena. Recordó al coronel, que consideraba el juego como el peor de los enemigos de la mujer.

Y cuando no le quedaban al pastor toros que soltar y se aproximaba la noche, dos de la cuadrilla cogían el mejor capote de la sociedad, y sosteniéndole por las puntas, iban de tablado en tablado solicitando una gratificación.

Muy de corazón aplaudió la habilidad y delicadeza que demostró su digno vástago cuando uno, y dos y tres jóvenes de lo más distinguido de la sociedad, se acercaron a ella solicitando el favor de un vals o cosa parecida, y fueron cortés y fríamente despedidos por la robusta alemana, que no bailaba porque... aquí una disculpa torpemente zurcida, pero mal compuesta con toda intención.

Palabra del Dia

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