Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de julio de 2025
Los del billar dejaron los tacos para venir a la sala de las mentiras a cazar noticias; hasta los de arriba, los del cuarto del crimen, que solían dejar que pasaran revoluciones sin darse por entendidos, mandaron sus emisarios abajo para saber lo que ocurría. Un desafío en Vetusta era un acontecimiento de los más extraordinarios.
Aquella tarde no asistieron al Casino a la hora del café, como solían, ni Mesía, ni Ronzal, ni el capitán Bedoya ni el coronel Fulgosio. Lo cual notado que fue por Foja, el ex-alcalde, le hizo exclamar en son de misterio: Señores, cuando yo digo que hay gato.... ¿Qué gato? preguntó don Frutos Redondo el americano.
Aquella tarde, el viejo y venerado maestro, a quien solían llamar Próspero, por alusión al sabio mago de La Tempestad shakespiriana, se despedía de sus jóvenes discípulos, pasado un año de tareas, congregándolos una vez más a su alrededor.
«Gualicho», el terrible demonio de la Pampa expulsado al mismo tiempo que los indígenas, había vuelto á estas tierras que fueron suyas, reconquistándolas. Robledo se acordó de cómo los indios solían combatir á dicho genio del mal apenas iban notando su presencia entre ellos.
Sin que Ana sospechase nada, porque Mesía había cumplido su palabra, dada a Frígilis, de despedirse por escrito para un viaje electoral, urgentísimo y breve; sin que Ana sospechase por lo menos que se trataba de la vida o la muerte de su esposo y de su amante, salió de casa don Víctor por la puerta del parque acompañado de Frígilis, a la hora en que solían ir de caza.
En la marea baja, entre las rocas cubiertas de líquenes, solían verse charcos tranquilos, olvidados al retirarse el mar. Muchas horas he pasado yo mirando estos aguazales. ¡Con qué interés!¡Con qué entusiasmo! Bajo el agua transparente se veía la roca carcomida, llena de agujeros, cubierta de lapas.
Pero no era uno, sino buena porción los que le estaba aplicando en ambas mejillas. La joven frunció el entrecejo, disgustada de aquellas caricias, que por venir de un viejo no debían de serle agradables. Además, ya se ha dicho que los labios del duque, por efecto de la manía de morder el tabaco, solían estar sucios. ¡Quita, quita! dijo al fin rechazándole . No me sobes más.
Entonces, sueltos los caballos y buscando los jinetes los pasos menos inseguros, solían rodar unos y otros, y cada cual por su lado, como troncos inertes; lo que no divertía gran cosa a don Simón, aunque hacía reír más de una vez a sus acompañantes.
Sin embargo, en lugar de los tragalentejas; que solían venir en lo antiguo de una ciudad cercana, iban los músicos municipales casi siempre tocando y vistiendo aún el uniforme de la extinguida milicia.
Mira, Sancho: yo bien te señalaría salario, si hubiera hallado en alguna de las historias de los caballeros andantes ejemplo que me descubriese y mostrase, por algún pequeño resquicio, qué es lo que solían ganar cada mes, o cada año; pero yo he leído todas o las más de sus historias, y no me acuerdo haber leído que ningún caballero andante haya señalado conocido salario a su escudero.
Palabra del Dia
Otros Mirando