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Al salir del gabinete, la joven exclamó: ¡Ah! ¿Estaba usted ahí duque? ; no he querido sorprender secretos de Estado. ¡Y que lo diga! ¿Verdá usté? dijo la ex florista echando una mirada significativa a la modista. Esta sonrió discretamente y se fué. El duque abrazó por el talle a su querida y la llevó al gabinete. ¿Cómo te va, chiquita? ¿Bien, eh?

La ha invitado para la primera pieza, estoy seguro. ¿No es cierto, señor? ¿Qué me decís? continuó, echándose hacia atrás para mirar a Godfrey . ¿No le habéis pedido a la señorita Nancy que os acompañe para abrir el baile? Godfrey estaba lo más molesto a causa de aquella insistencia significativa respecto de la señorita Nancy.

La clase no se mide por la fortuna, hija mía; es la opinión de todas las personas de corazón y ahí tienes como prueba las delicadas atenciones del señor Neris y la solicitud significativa de su sobrino. Seguramente no te miraban como una vulgar institutriz. La misma señorita de Candore no hubiera podido recibir más respetuosos homenajes. ¿Crees ?

Ya comprenderá usted que en una parroquia tan extensa como ésta no han de ser cortos. Pero D. Miguel perdonará muchos de ellos replicó la señora, con una leve inflexión cómica en la voz. Es posible, señora. Por mi parte, no lo he visto repuso con perfecta ingenuidad el excusador. D. Narciso y D. Joaquín, el capellán de la señora de Barrado, cambiaron una rápida mirada significativa.

Esa circunstancia, que tambien se nota en otros lagos, como los de Brienz y Thun, se explica por la existencia, en el fondo, de una sustancia purificante y colorante que obra como reactivo poderoso. La navegacion del Leman es activa, extensa y muy valiosa. El primer vapor, con el nombre glorioso de Guillermo Tell, fué echado al agua en Ginebra en 1823. La fecha es significativa.

Es muy singular siguió diciendo el señor Boulmet. ¿Querrá usted creer, señora, que su nieta de usted no es una excepción y que existe esta antipatía por el matrimonio en una gran parte de mi clientela?... Así como las jóvenes sencillas y sin gran instrucción ni dote parecen entusiasmadas por el matrimonio, las dotadas de talento y fortuna manifiestan respecto de él una frialdad significativa.

No se había hablado palabra de amor, es claro; ni don Álvaro se había permitido galantería alguna directa y sobrado significativa; mas no por eso dejaban de estar los dos convencidos de que por señas invisibles, por efluvios, por adivinación o como fuera, uno a otro se lo estaban diciendo todo; ella conocía que a don Álvaro le estaba quemando vivo la pasión allá abajo; que al sentirse admirado, tal vez amado en aquel momento, el agradecimiento tierno y dulce del amante y el amor irritado con el agradecimiento y con el señuelo de la ocasión le derretían; y Mesía comprendía y sentía lo que estaba pasando por Ana, aquel abandono, aquella flojedad del ánimo. «¡Lástima, pensaba el caballero, que me coja tan lejos, y a caballo, y sin poder apearme decorosamente, este momento crítico!...». Al cual momento groseramente llamaba él para sus adentros el cuarto de hora.