United States or Hong Kong ? Vote for the TOP Country of the Week !


En este año de 1614 publicó Gaspar de Porres, amigo íntimo del poeta, la Cuarta parte de sus comedias, dedicada al duque de Sessa. Por cartas de este mismo verano vemos que Lope venía sirviendo de secretario al de Sessa en sus múltiples y adulterinos amores.

Á esta sazón llegó nueva de la muerte del Rey de Francia, y el Duque de Sessa retuvo los españoles, receloso de trastornos. Caminaron al fin los soldados á Génova; mas al llegar se encontraron con que el embajador Figueroa había despedido las naves que estaban fletadas y proveídas, en la creencia de no ser ya necesarias. Encontrar otras costó quince días y alojar á los soldados en tierra.

Y no creo que se aurá oluidado V. m. de decir el quento del duque de Sessa, de quan alto tienen las damas de Palacio aquel negocio. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 133. El cuento del Duque de Sessa está referido en la Colección Ochoa, carta dirigida á Francisco Lercano, parte II, núm. 48. Colec. Morel Fatio, número XXII. Ex.^mo Sr.

Halléme obligado á esto, porque como se fué junctando la gente poco á poco y con muy gran esperanza de la que me habían de dar los Duques de Sessa y de Alcalá, había de ser cierta y presta como su Maj. mandaba, no hubo razón ni causa para que yo dejase de junctar la que á me tocaba, y hacer tan gran gasto como se hizo en esto y en la abundancia de vituallas y municiones que se llevaron, porque la infantería española de Lombardía se detuvo á causa de la muerte del Rey de Francia, como dice D. Alvaro de Sande, y del motín de Génova, y la de Nápoles, esperándola de hora en hora, tardó, de manera que habiendo de venir por orden de S. M. 2.500 hombres, no llegó el cumplimiento sobre los 600, poco más ó menos, que trujo D. Sancho en las galeras, hasta los últimos de diciembre que vinieron á Malta.

El Duque de Sessa fué con el de Lerma y llevó consigo a Lope de Vega. También entonces apareció la Parte sexta, en Madrid, por la viuda de Alonso Martín.

En una colección de cartas de Lope de Vega al duque de Sessa, que D. Agustín Durán ha copiado del original autógrafo, y que me ha dejado examinar por la amistad que me profesa, se encuentra lo siguiente: «Yo nací en Madrid, pared en medio de donde puso Carlos V la soberbia de Francia entre dos paredes, y, siempre que se ofrezca ocasión, hará su nieto lo mismo á ejemplo de su padre, pues de él y de San Quintín no se podrá olvidar las veces que entrare en San Lorenzo

Hay que admirar la fuerza y salud robustísimas que le permitieron producir una de las más copiosas obras literarias que posee la humanidad, como por juego, sin que en momento alguno se advierta fatiga ni esfuerzo; hay que admirar el caudal de simpatía, el hechizo para la conversación y trato de gentes que se manifiesta en sus cartas y nos hace comprender el perenne afecto que sintió hacia él el Duque de Sessa, y sus triunfos amatorios cuando ya ni la edad ni el hábito permitían esperar tales cosas; hay que admirar una inmensa capacidad de saber, un conocimiento de cosas antiguas y contemporáneas absolutamente sin igual, una potencia retentiva y un don de observación que tocan en lo fabuloso.

El aparato de su entierro, costeado por el duque de Sessa, nieto de Gonzalo de Córdoba, su protector, amigo y albacea, apenas puede compararse con ningún otro de los narrados en los anales de los poetas.

Paresciéndome que en el medio que llegaría la nueva orden de V. M. yo podría ir á Nápoles y Sicilia á entender de los Virreyes de aquellos reinos, del de Nápoles, si era su voluntad dar la gente, y del de Sicilia, para saber dél lo que mandaba, vista la dificultad que el Duque de Sessa ponía en dar la suya, y así lo puse por obra y fuí á Nápoles, adonde hallé á D. Sancho de Leyva y al Comendador Caldes, que había ido de parte del Duque de Medina á solicitar la ida de la infantería y á pedir cierta artillería, municiones é vituallas, y habiendo tratado algunas cosas en este particular, él me respondió que daría la gente, que no la diese el Duque de Sessa, y con una galera que me mandó de las del dicho D. Sancho, pasé luego en Sicilia, y hallé que el Duque de Medina Cely, Visorrey della, y á quien se había cometido la dicha empresa, tenía ya hechos muchos aparatos para ella, así de vituallas, artillerías y municiones, como fletado muchas naves para que sirviesen en ella, y me había despachado un correo para que con la infantería española que había de llevar de Lombardía llevase asimismo dos mil y quinientos italianos y procurase recoger dos mil alemanes de los que entonces se licenciaban y los llevase también, el cual despacho no me halló en Milán ni topó en el camino, por haberle hecho yo por mar.

En Milan, por ejemplo, estaba encargado D. Álvaro de Sande de alistar 2.000 alemanes y 2.000 italianos de los que iba á despedir el Duque de Sessa y de conducirlos á Mesina juntamente con los 2.000 españoles que por orden del Rey facilitaba aquel estado. Por interrupción en los despachos se fueron los más de los alemanes á su tierra, sin que se pudieran juntar más de tres compañías.