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Actualizado: 25 de junio de 2025
1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
"Dos meses anduvimos por el mar sin que nos sucediese cosa de consideración alguna, puesto que le escombramos de más de sesenta navíos de cosarios que, por serlo verdaderos, adjudicamos sus robos a nuestro navío y le llenamos de innumerables despojos, con que mis compañeros iban alegres, y no les pesaba de haber trocado el oficio de pescadores en el de piratas, porque ellos no eran ladrones sino de ladrones, ni robaban sino lo robado.
69 Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, y cinco mil libras de plata, y cien túnicas sacerdotales. 3 Y asentaron el altar sobre sus basas, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos al SE
CROQUETAS DE ARROZ. Cantidades: dos vasos de leche, sesenta y dos gramos de arroz, un palito de canela, treinta y dos gramos de mantequilla, ciento veinticinco gramos de azúcar, dos huevos, un plato de pan rallado.
3 En cuanto al macho de veinte años hasta sesenta, tu estimación será cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. 4 Y si fuere hembra, la estimación será treinta siclos. 7 Mas si fuere de sesenta años arriba, por el macho tu estimación será quince siclos, y por la hembra diez siclos.
Figuraba la traza ciento veinte piés de altura sobre los ciento cinco que tenia la torre, aumentando el grueso de los muros desde los cimientos por la parte esterior hasta los sesenta piés, y cerrando como caja lo antiguo del alminar que podia conservarse.
Nos faltaban papeles para embarcarnos en España: teníamos miedo a lo de la quinta... Un viaje de sesenta y cinco días. ¡Y pensar que ahora nos quejamos por si el vapor se atrasa un par de horas! Yo vine en una fragata de Barcelona cargada de vino, hace cuarenta años, y echamos dos meses y medio en el viaje dijo Montaner, el residente en Montevideo.
Este acreedor era Samaniego, el boticario de la calle del Ave María, y su crédito ascendía, con el interés vencido de seis por ciento, a sesenta y tantos mil reales. Propuso Juan Pablo satisfacerlo como un homenaje a la justicia y a la buena memoria de su querido padre, y se votó afirmativamente por unanimidad.
En el bullicio del baile, los novios desaparecieron; bajaron precipitadamente la grande escalera, ganaron el cupé que los esperaba en la puerta de calle y muy pronto estuvieron en la morada que mi tío había preparado para que Blanca pasara su luna de miel con sus sesenta y tantos años.
Era un caballero de cincuenta a sesenta años, bajo, delgado, con bigote y perilla canosos, ojos saltones y distraídos, resguardados por gafas. Llamábase D. Juan Peñalver. Era catedrático de Filosofía en la Universidad y había sido ministro. Gozaba fama de sabio, con justicia, y de una respetabilidad que pocos habían alcanzado en España.
Palabra del Dia
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