United States or Ecuador ? Vote for the TOP Country of the Week !


Es preciso estar ciego para no comprender que ha sido él quien ha guiado a los alemanes al Blutfeld. Sentiría que le hubiese alcanzado un trozo del carro; le reservo algo mejor que eso. Lo que más deseo es que continúe bien de salud, hasta que nos encontremos un día cara a cara, en cualquier lugar apartado del bosque.

Sentiría creyese que he venido aquí para conocer su decisión, aun cuando esté hecha ya. Tan sólo he venido a manifestarle que su madrastra, la señora de Ponce, estará mañana en la ciudad y pasará algunos días en ella.

Me sentiría confundida ante los retratos que sirven de ornamento sagrado a los salones.

María Teresa pensaba tristemente: ¿Será solamente por estos dones exteriores por los que me ama? Y se preguntaba algo ansiosa: ¿Sentiría el mismo placer en estar conmigo si yo no estuviera tan bien vestida? No experimentaba gran satisfacción en ser rica, elegante, admirada. En el fondo de su corazón, habría preferido que Huberto le demostrase su cariño de otra manera.

Gracias, muchacho dijo muy serio el fiscal. Vamos, que quedará como otros muchos. No lo dije por tanto; y hasta lo sentiría, porque tengo los mejores antecedentes de ese caballero, y en especial, de su hija. Dicen que es cosa excelente... Pero ¿en qué quedamos? ¿ha ido usted o no ha ido a verlos? ¡Yo!... ¿a qué santo?

Le había inquietado mucho la idea de que permaneciese en París. ¡Con las revoluciones que habían ocurrido allá en los últimos tiempos!... Desnoyers quedó dudando, como si hubiese oído mal. ¿Qué revoluciones eran esas?... Pero el oficial había pasado sin más explicación á hablar de los suyos, creyendo que Desnoyers sentiría impaciencia por conocer la suerte de la parentela germánica.

Obedeció Lázaro, y, acercando otra butaca como la que ella ocupaba, dijo: Mucho agradezco a usted, duquesa, las deferencias con que me distingue: tan sinceramente le estoy reconocido por ellas, que aunque el deber y el sacerdocio no me lo impusieran, sentiría por Vds. verdadero cariño, profundo deseo de ser útil, verdaderamente útil, en esta casa, donde se me ha recibido con los brazos abiertos.

A pesar de toda la calma de María Teresa, el tiempo que medió entre el día de llegada y el miércoles en que debía recibir a Martholl, le pareció largo. ¿Qué corazón de joven no se sentiría turbado por la esperanza del amor entrevisto? Este primer día de recepción, tan impacientemente esperado, llegó por fin.

Al fin Laura se resignó a todas las condiciones, pero comprendiendo que iban a sobrevenir disgustos y que él se sentiría lastimado por la desconfianza de Zoraida. A la estancia fui yo también, naturalmente.