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Actualizado: 9 de mayo de 2025
No es ese temor replicó la hija del médico , lo que me induce al arrepentimiento, sino el temor de haber lastimado un corazón sensible, de haberle hecho una profunda herida. No te comprendo dijo doña Luz ; ¿qué quieres dar a entender? ¿Qué corazón sensible es ese? El del P. Enrique respondió en mala hora doña Manolita. Doña Luz se puso roja como la grana.
Si ignoramos la esencia de los cuerpos, nada podemos resolver sobre lo que es intrínsecamente necesario en ellos; exceptuando la composicion, que se nos manifiesta, aun en el órden sensible, y de que no podemos despojarlos sin incurrir en contradiccion. Simplicidad y composicion, envuelven ser y no ser; lo que en un mismo objeto, es incompatible.
¿Ignoraba ella, cuando lo encontró por primera vez, los fines que perseguía? No sé... no creo... Pero si acaso supo que lo habían desterrado de su patria y condenado a muerte, buena y sensible como era, debió temblar de compasión por él.
Debemos consignar un carácter particular que no carece de importancia en las indicaciones del tártaro estibiado, el cual consiste en el endolorimiento y sensibilidad exagerada de todo el cuerpo, mas notable en el epigastrio y vientre; se la observa igualmente en el interior: el estómago está sensible y se resiente hasta del contacto de los alimentos que se ingieren: esta sensacion se reproduce en los intestinos como si estuvieran llenos de cuerpos duros; y por otra parte, el adormecimiento y la estrema debilidad muscular, las manchas de color oscuro bastante grandes é indolentes, la insensibilidad de los dedos cuya punta está seca y como muerta, pueden pasar por el último término de la sensibilidad exagerada, y revelar la naturaleza asténica y su orígen en la influencia de los nervios de la vida orgánica.
Y, al mismo tiempo que hablaba, se apoderó de la mano lívida que colgaba y trató de levantarla. Su marido, más sensible, se había ocultado el rostro entre las manos y lloraba. El doctor no se dejó llevar por la emoción.
Ya hemos visto lo sensible que era doña Beatriz a que de ella se enamorasen. Primero, agradeció. Después luchó contra el recuerdo de don Braulio una naciente inclinación. Por último, la pobre doña Beatriz no era de bronce; pasados más de los dos años, el amor nuevo venció los recuerdos del amor antiguo.
Fue como una pasión poderosa, de las que avasallan, y Ana la acogió con placer, porque así alimentaba el hambre de amor que sentía, de amor, que tuviese objeto sensible, algo finito, una criatura. «Sí, sí, pensaba, yo combatiré la inclinación al mal, enamorándome de este bien, de este sacrificio, de esta abnegación.
En este supuesto, pregunto, ¿qué conoceria del mundo externo ese espíritu puro? ó hablando con mas propiedad, ¿qué conoce, ya que ese espíritu existe y con inteligencia infinita? Ahora bien: este espíritu no conoce bajo ninguna forma sensible; luego el mundo es inteligible sin ninguna de las formas de la sensibilidad, luego puede ser objeto de una inteligencia pura.
La continua mezcla de lo divino y de lo terrestre, el influjo inmediato y sensible de lo sagrado y su íntimo enlace con la vida humana, representado en el culto, favorecieron á las artes que seguían estrechamente á la religión.
En los magnos sucesos históricos, la reina se diferencia del rey por su menor sensibilidad ante lo que podemos llamar sentimiento responsable. A la reina, como mujer, apenas le preocupa la posteridad. El rey, en cambio, suele ser muy sensible al juicio de los siglos futuros. A la reina lo que más le importa es el triunfo inmediato de sus ideas y deseos, sobre todo, de sus deseos.
Palabra del Dia
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