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Actualizado: 26 de julio de 2025
Yo topé un rosario y sarta de gente mohína y desdichada, y hice con ellos lo que mi religión me pide, y lo demás allá se avenga; y a quien mal le ha parecido, salvo la santa dignidad del señor licenciado y su honrada persona, digo que sabe poco de achaque de caballería, y que miente como un hideputa y mal nacido; y esto le haré conocer con mi espada, donde más largamente se contiene.
En vez de decirle: «Porque yo la adoro a usted, y sería para mí una horrible desgracia esa renovación que me arranca toda esperanza de ser algún día amado por usted», comencé a balbucir como un doctrino, concluyendo por decir una sarta de necedades que sólo al recordarlas me pongo colorado.
Y colocada ya a la claridad de este pensamiento, también tuvo antojo de sacar a plena luz toda la sarta de sus recuerdos adormecidos en la memoria; y tiró del hilo, y fue saliendo la correspondiente procesión.
El cura, el barbero, el bachiller y aun el sacristán no pueden creer que eres gobernador, y dicen que todo es embeleco, o cosas de encantamento, como son todas las de don Quijote tu amo; y dice Sansón que ha de ir a buscarte y a sacarte el gobierno de la cabeza, y a don Quijote la locura de los cascos; yo no hago sino reírme, y mirar mi sarta, y dar traza del vestido que tengo de hacer del tuyo a nuestra hija.
El lujo, sea como sea; el lujo democratizado, al alcance de todos, conseguido por el dinero, que no tiene sabor, ni olor, ni marca de origen. Tú eres el omnipotente que puede dar el «auto» de buena marca y la sarta de perlas continuaba Castro . Tú eres el sultán de las magnificencias. Te basta poner tu firma en un cheque para que una lluvia de oro doble una cabeza. ¡Aprovéchate!
Luisita me muestra la sarta de perlas que lleva al cuello. «Pero Daniel no es bueno agrega porque me abandona». ¡Magnífico collar! exclamo. La mayor parte de los hombres son más capaces de grandes acciones que de acciones buenas. Este regalo es una gran acción. Conténtate.
Le suertan primero el león, y el mardito animal, aprovechándose de la farta de malicia del toro, sarta sobre su cuarto trasero y empieza a desgarrarlo con las uñas y los dientes. Brincaba Barrabás hecho una furia para despegárselo y tenerlo ante los cuernos, que es donde está la defensa.
-Sí haré, madre -respondió Sanchica-; pero mire que me ha de dar la mitad desa sarta; que no tengo yo por tan boba a mi señora la duquesa, que se la había de enviar a ella toda. -Todo es para ti, hija -respondió Teresa-, pero déjamela traer algunos días al cuello, que verdaderamente parece que me alegra el corazón.
No podía negarse, sin embargo, que su encantadora persona estaba pidiendo a gritos una rústica saya, un cabello en trenzas y al desgaire, con aderezo de amapolas, un talle en justillo, una sarta de corales, en suma, lo que el pudor y el instinto de presunción hubieran ideado por sí, sin mezcla de ninguna invención cortesana.
Acerqueme al grupo de donde salía aquella charla retumbante, que dominaba las demás voces, y quedé asombrado, reconociendo al mismo D. José María Malespina en persona. Corrí a él para decirle que estaba su hijo, y el buen padre suspendió la sarta de mentiras que estaba contando para acudir al lado del joven herido.
Palabra del Dia
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