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Actualizado: 14 de octubre de 2025
La paciencia, y otra porción de virtudes, son necesarias para salvarse; no sabría decir cuál más y cuál menos. Pero si la Juana se ha orientado por el camino de perfección, y comienza a ejercitarse en la paciencia y otras virtudes, débese, ante todo, a una circunstancia en apariencia insignificante y en rigor importantísima, la cual ustedes han procurado, que no yo.
Luego, tras el breve relato que le hizo el señor de todo lo ocurrido en la noche, examinó, entornando los ojos con una expresión de inteligente, los dos agujeros abiertos por las balas en la pared. ¿Y usted tenía la cabeza aquí, donde la tengo yo?... ¡Futro!... Su mirada reflejó admiración, devota idolatría, ante aquel hombre portentoso que acababa de salvarse por un verdadero milagro.
Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre, las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era contenerlas.
Permanecieron los tres silenciosos, y el leñador añadió luego: Dile a mi mujer que detrás del armario, en una media, hay cinco escudos de seis libras; los había reservado... por si caíamos enfermos uno u otro... Pero yo no necesito nada ya. ¡Ya veremos, ya veremos!... No hay que perder la esperanza de salvarse, amigo mío. Ahora vamos a trasladarte.
Durante su sueño el vecindario había tapiado todos los huecos y salidas, y el chueta tuvo que salvarse por el tejado, entre las risotadas de la gente, que celebraba su obra. Esta broma sólo era a guisa de advertencia; si persistía en ir contra las costumbres del pueblo, alguna noche despertaría entre llamas.
Atacada nuestra galera por cinco fustas de Aga Mahamud había perdido mucha gente. Apenas quedaba esperanza de salvación. La chusma de forzados, moros y gentiles, que estaba al remo empezó a rebelarse, gritando en su lengua a los de las fustas que se acercasen sin temor, que ya poca resistencia hallarían y que ellos procurarían ayudarlos y salvarse.
Estaba reducida a usar tan sólo la tercera parte de los vocablos que emplear solía, y aún no se le quitaban los escrúpulos, sospechando que tuviese en algún eco infernal las voces más comunes. Lo que Fortunata le oyó claramente fue esto: «¡Ay, qué gusto salvarse!»... Pero al punto frunció Mauricia el ceño. Le había entrado la sospecha de que la palabra gusto fuese mala.
Depuesto Hescham, fue elegido califa su wazir Gehwar-ben-Mohammad, hombre de talento, de severas costumbres, de tanta resolucion como prudencia, de mucho menos celo por su gloria que por la causa de su patria. Gehwar-ben-Mohammad conocia perfectamente la situacion de Córdoba: sabia que su papel de reina habia concluido, y que podia aspirar cuando mas á salvarse del furor de la anarquía.
Taric mandó quemar sus naves para quitar á su ejército la seguridad de salvarse de la muerte, si con algun revés lo castigaba la fortuna: accion que fué imitada nueve siglos despues, en la conquista de los reinos de Nueva España, por el famoso capitan Hernan Cortés, i que tan alabada ha sido por los historiadores de aquella empresa.
Lleve a estos hombres a la cárcel y que mueran en lugar de Gutiérrez.» Son llevados, en efecto; dos se echan a llorar a gritos y a correr para salvarse; a otro le sucede algo peor que desmayarse; los otros son puestos en capilla. Al oír la historia, se echa a reír Facundo y los manda poner en libertad. Estas escenas con los sacerdotes son frecuentes en el Enviado de Dios.
Palabra del Dia
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