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Actualizado: 2 de octubre de 2025
El daría cuanto era por ser aquel banco del jardín, abrumado dulcemente por su peso las tardes enteras; por convertirse en la labor que giraba entre sus dedos delicados; por transfigurarse en una de las personas que la rodeaban a todas horas, de aquella Beppa, por ejemplo, que la despertaba por las mañanas, inclinándose sobre su cabeza dormida, moviendo con su aliento la cabellera deshecha, esparcida como una ola de oro sobre la almohada y que secaba sus carnes de marfil a la salida del baño, deslizando sus manos por las curvas entrantes y salientes de su suave cuerpo.
Ulises examinó curiosamente á los dos compañeros de flotación. ¿Estos eran los famosos submarinos?... Vió en su cubierta de acero escotillas redondas y salientes como chimeneas, por las que asomaban grupos de cabezas. Los oficiales y tripulantes iban vestidos como pescadores de las costas del Norte, con traje impermeable de una sola pieza y casco encerado.
Los tripulantes veían desde la borda á las gentes de tierra correr y agruparse, atraídas por la novedad de un vapor que pasaba al alcance de sus voces. En todos los puntos salientes del litoral surgía una torre chata y rojiza, último vestigio de la guerra milenaria del Mediterráneo.
El concentraba su existencia en una sola habitación. Lubimoff chocó con arcones y armaduras, hizo vacilar dos enormes ánforas japonesas, se enganchó en los numerosos salientes de este profuso decorado de «estudio romántico» que había estado de moda veinticinco años antes.
No era ya prudente ni posible sostener a Luz en completa ignorancia de su categoría social; pero, en cambio, convenía redoblar el empeño para que desconociera los usos y más salientes costumbres de la clase.
Instintivamente nos habíamos acercado a la ventana, pues la puesta de sol prometía ser hermosísima aquella tarde. Las gárgolas y demás partes salientes de la enorme catedral tenían ya perfiles de fuego, y las copas de los árboles de la plazoleta y hasta las hortensias de mi balcón empezaban a teñirse de carmín. Súbitamente, mi compañero dió un grito de sorpresa.
Era un hombre enorme, membrudo, con los pómulos salientes, la mandíbula cuadrada y fiera, el pelo recio e hirsuto invadiéndole la frente, y unos ojos profundos que, en ciertos momentos, brillaban con el resplandor verdoso de los felinos.
El tiempo me faltaba para hacer observaciones detenidas. España es un país que no puede ser bien estudiado en ménos de tres años, y yo solo pódia disponer de tres meses para recoger impresiones, reparando en las cosas mas salientes é importantes. Ningun monumento me pareció en Cádiz digno de especial atencion bajo el punto de vista artístico.
Alzaba la isla en el fondo su escalonamiento de montañas volcánicas, con cuadriláteros de tierra cultivada moteados de blancas casitas. En la parte inferior, junto a la masa azul del mar, extendían las fortificaciones españolas sus viejos baluartes, rematados los ángulos por garitas salientes de piedra.
Y esta música monótona del mar comunicaba una sensación de noche y de inmensidad á la música de los hombres. Al pie de las escaleras ó en los salientes de las cubiertas inferiores se agrupaban los oficiales y los empleados del príncipe para oir el nocturno concierto.
Palabra del Dia
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