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Actualizado: 19 de julio de 2025


Por dicha no se apresuraba doña Inés pata que el plan del monjío de Juanita se realizase, y así le daba tiempo de apercibirse a la rebelión con fuerza bastante para sacudir el yugo sin menoscabo de sus intereses y proyectos.

Yo no me atrevo á creer que ese pueblo, hoy en toda la lozanía, crecimiento y vigor de su mocedad, pretenda lucirse haciendo el feo papel de sacudir la coz del asno contra el león que juzga moribundo.

Y de nuevo tendió la vista en torno, sin lograr sacudir totalmente el estupor del sueño. , señora, el billete reiteró más desapaciblemente aún el empleado. ¡Miranda.... Miranda! exclamó Lucía por fin, enlazando sus dispersos recuerdos de la víspera. Y registró con los ojos todo el departamento, estupefacta al no ver a Miranda allí.

Desesperado Iñigo, pide al cielo y á la tierra que liberten á su esposa; excita al pueblo á tomar una resolución heróica y á sacudir tan ignominioso yugo, aunque sin conseguirlo, á causa del miedo que inspira el tirano.

Secundado tu movimiento por otras cien ciudades, intentaste por segunda vez sacudir el yugo de esos feroces africanos: lo sacudiste y volviste á caer en él apenas se presentaron frente tus muros las tropas aliadas de Ben-Ganya y el emperador Alfonso.

Había estado tranquilo el mar por muchos días, y apenas pusieron el pié en la nave cuando se cerró el cielo, bramaron contrarios los vientos, y no pudiendo sufrir aquel elemento el peso de tantas culpas se alborotó a toda furia, oponiéndose a sus destinos hasta sacudir la carga de encima de sus espaldas.

¿Quién desarmó la fuerza De los cincuenta brazos, Que un pino gigantesco Podrían sacudir? Dos hombres que se acercan Al medio de la liza, Y muestran ser campeones Que quieren combatir. El uno es Diego Zamora Apellidado el «valiente», Cuya daga vencedora A sus contrarios devora Y es el terror de la gente.

Este término deseado lo vi llegar en estas costas de Berbería, donde buscaba apoyo para sacudir la funesta servidumbre que nos agobia; desde allí, alegre con mil promesas, y más alegre con las esperanzas de mi ventura, me embarqué en una goleta, que antes de ahora me hubiera echado en estas playas de España, a no tener que esquivarse de las Galeras de Leiva, que han vuelto de Sicilia.

Como subyugados i sin fuerzas para sacudir de sus hombros el yugo que los oprimia, i al propio tiempo mantenidos en buen gobierno, nunca tomaban partido en los bandos que se levantaban para arrebatar el trono á la persona que en anteriores tumultos habia recibido del ejército i la plebe la dignidad real.

Pues esa sociedad prosiguió D. Casiano, no sin sacudir antes con severidad su cabeza de troglodita tiene denunciados hace años dos cotos mineros en Laviana, uno en Tiraña y otro en la cuenca del río de Villoria... Y es el caso que ahora quiere empezar la explotación de este último ampliando la línea férrea de Carrio hasta Villoria... D. Casiano se detuvo.

Palabra del Dia

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