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Actualizado: 2 de junio de 2025
Con todas estas mismas partes la pidió también otro del mismo pueblo, que fue causa de suspender y poner en balanza la voluntad del padre, a quien parecía que con cualquiera de nosotros estaba su hija bien empleada; y, por salir desta confusión, determinó decírselo a Leandra, que así se llama la rica que en miseria me tiene puesto, advirtiendo que, pues los dos éramos iguales, era bien dejar a la voluntad de su querida hija el escoger a su gusto: cosa digna de imitar de todos los padres que a sus hijos quieren poner en estado: no digo yo que los dejen escoger en cosas ruines y malas, sino que se las propongan buenas, y de las buenas, que escojan a su gusto.
Esta tierna y piadosa criatura, a quien una celestial ignorancia de las maldades de la tierra eleva sobre el vulgo de los mortales, es incapaz de comprender que haya ruines pasiones en la sociedad. Hija mía, bendita sea tu ignorancia. Inés es inocente, lo repito afirmó Asunción . Lord Gray no puede haberla sacado de esta casa, porque lord Gray no la quiere.
Su adolescencia solitaria y salvaje no había sido visitada por fantasmas poéticos; pero, por esas leyes de equilibrio y compensación que parecen extender su imperio del mundo de la materia al mundo del espíritu, la poesía del corazón, a cuya virtud parecía haberse substraído, se apoderó de él precisamente cuando se encontraba sumergido en los más prosaicos y ruines amores.
Olvidado casi de la tragedia que dejaba a su espalda, dando su libertad por segura, y sin otro torcedor que el que iba renovando en su conciencia el recuerdo de sus amores con la morisca, malbarató las últimas joyas y vendió su embarazoso rocín, para juntar de esta suerte algunos doblones que le evitaran por algún tiempo las ruines urgencias del dinero.
Pues si deste desisto y doy en otro más bajo, ¿qué será sino fenecer?" Con esto no me osaba menear, porque tenía por fe que todos los grados había de hallar más ruines; y a abajar otro punto, no sonara Lázaro ni se oyera en el mundo.
Pobre, huérfana de un hidalgo lugareño arruinado, y cuñada de un triste empleadillo en Hacienda, que casi me mantiene, mi orgullo se rebelaba contra la idea de conquistar dinero, nombre preclaro y consideración en el mundo, negociando con mi hermosura, por más que el matrimonio viniese como a santificar luego mis cálculos, ruines.
¿No sabe usted respondió esta riendo el refrán «el que tiene hijos al lado, no morirá ahitado»? Don Federico, lo que ellos comen, me engorda a mí. Momo, que estaba al lado de este grupo, retiraba su plato, para que no cayesen sus hermanos en tentación de pedirle de lo que contenía. Su padre que lo notó, le dijo: No seas ansioso, que es vicio de ruines; ni avariento, que es vicio de villanos.
El viejo caserón de los Febrer, con sus hermosos ventanales faltos de vidrios, sus salones llenos de tapices y sin alfombras, sus muebles venerables confundidos con los más ruines enseres, le parecía igual a un príncipe arruinado ostentando aún manto brillante y corona gloriosa, pero descalzo y sin ropa blanca.
Estamos á siete ú ocho varas de profundidad. Hay poca luz. Los techos son bajos, abovedados, y no ofrecen nada de grande, de majestuoso, de imponente, ni de magnífico. Al contrario, despues de admirar el monumento de arriba, el monumento de abajo parece ruin; mejor dicho, no parece monumento, porque no hay monumentos ruines.
Contemplaba yo muchas veces mi desastre, que, escapando de los amos ruines que había tenido y buscando mejoría, viniese a topar con quien, no sólo no me mantuviese, mas a quien yo había de mantener. Con todo, le quería bien, con ver que no tenía ni podía más. Y antes le había lástima que enemistad. Y muchas veces, por llevar a la posada con que él lo pasase, yo lo pasaba mal.
Palabra del Dia
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