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Actualizado: 20 de junio de 2025
Nosotros somos algo rudos, y los españoles un poco vanagloriosos y excesivamente confiados en sus propias fuerzas, casi siempre con razón. Los franceses están sobre Cádiz dijo doña Flora , y ahora salimos con que no hay aquí bastante gente para defender la plaza. Así parece.
Los rudos movimientos del coche de alquiler parecían hacer saltar los recuerdos del pasado de todos los rincones de su memoria.
Que suban, hombre, veremos si son guapas confirmó Borrén. Lola de esta vez no necesitó que le reiterasen la orden. Ya estaba bajando las escaleras dos a dos. Villancico de Reyes No tardaron en resonar pisadas en el corredor; pisadas tímidas y brutales a la vez, de pies descalzos o calzados con zapatos rudos.
Körner quiso lucirse entre montañeses rudos, y como allí no le valían sus habilidades de dilettante de varias artes y lector sentimental, tuvo que aprovechar otras cualidades, más apreciables en aquella tierra, como, v. gr., la gran fortaleza y capacidad de su estómago.
El trepador tiene más amor á la montaña, cuanto más expuesto ha estado á perecer, pero el sentimiento del peligro vencido no es la única alegría de la ascensión, especialmente para el hombre que, durante su vida, ha tenido que sostener rudos combates para cumplir con su deber.
Fermín iba de un lado a otro sin encontrar obstáculos. Su exterior era de señorito, y la fuerza armada sólo daba caza a las mantas, a los sombreros de campo, a los chaquetones rudos; a todos los que tenían aspecto de trabajadores.
Caminando lentamente llegó por fin a los límites del bosque y desde lo alto del camino que seguía pudo ya distinguir las casas del pueblo como veladas sus techumbres por una azulada humareda. Poco a poco iban apagándose los rumores de los campos. De vez en cuando pasaban por su lado rudos leñadores que regresaban a su casa y cuyo pesado caminar se iba extinguiendo a lo lejos.
Para hacer mas verosímil la historia, puse yo mismo por arte mágica en las espaldas de ambos las salamandras. Todo ha sido lo que allá en los tiempos venideros, dentro de cerca de tres mil años, llamarán los sabios y pulidos un mito, y los ignorantes y rudos, un camelo o una filfa. La escena es en Constantinopla. Siglo V de la Era Cristiana. Habitación de Proclo. Es de noche.
Luego, en la creciente obscuridad del salón sonaron los rudos acordes que acompañan al héroe a la tumba; la fúnebre marcha de los guerreros llevando sobre el pavés el cuerpo membrudo, blanco y rubio de Sigfrido, interrumpida por la frase melancólica del dios de los dioses.
Cierto que Chisco y su camarada habían de llevar la mayor parte en el empeño brutal, y que ya no eran nuevos para ellos esos lances terribles; pero al cabo eran dos rudos montañeses con más corazón que entendimiento, sobre todo Pito Salces, que no tenía sentido común; y vistas las cosas por este lado, había mucho y muy grave que temer, racionalmente pensando.
Palabra del Dia
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