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Actualizado: 15 de julio de 2025
Pero aun se detuvo un momento, porque aquel diablo de hombre estaba en todo. ¡Los folios! ¡Borrad los folios! El compañero de la pierna rota era llevado en alto por su mujer y su madre. El pobrecillo gemía de dolor á cada movimiento brusco, pero se tragaba las lágrimas y reía también como los otros, viendo que el cargamento se salvaba y pensando en aquel chasco que hacía reir á todos.
A lo cual respondió don Quijote: -Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a ésta semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza o una oreja menos. Tened paciencia, que aventuras se ofrecerán donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante.
Se había iniciado una trivial conversación, rota a cada bocado de pan o de bizcocho, hasta que retiradas las bandejas de encima del tapete, el criado presentó otra grande, de plata, con la correspondencia. Miró don Manuel los sobres de sus dos o tres cartas, y las apartó indiferente; el maestro abrió un periódico y comenzó la habitual lectura.
Una de las causas de esta rota de Miguel, fué pelear con gente á quien habia quebrado la palabra, que como el guardarla se debe por derecho universal de las gentes, y todas las leyes divinas, y humanas nos obligan á ello, permite Dios tales sucesos, y que los Bárbaros triunfen de los Cristianos como en castigo de tan execrable maldad.
Tuvieron que golpear con fuerza antes de que Silas los oyera; sin embargo, cuando se asomó a la puerta no demostró ninguna impaciencia como hubiera hecho antes al recibir una visita que no era ni esperada ni solicitada. Antes su corazón era como un cofrecillo cerrado con llave y que contenía un tesoro; pero ahora el cofrecillo estaba vacío, y la cerradura rota.
Muertos casi todos los oficiales que se habían alojado en el castillo. Su Excelencia tenía la mandíbula arrancada por un casco de obús. Lo había visto en el suelo rugiendo de dolor, sacándose del pecho un retrato que intentaba besar con su boca rota. El tenía el vientre destrozado por el mismo obús. Había estado cuarenta y dos horas en el campo sin que lo recogiesen...
Dirigiendo la mirada hacia el lugar que febrilmente señalaba, ví al Papagayo de Huichilobos, a poca distancia de nosotros, posado sobre un saliente de la torre. ¡Es idéntico! exclamó. No, dije con bastante calma. Es el mismo. Está vivo, pero tiene rota el ala izquierda. Yo mismo se la he roto.
Pero cierta mañana apareció tendido en el camino uno de los primeros borrachos de Gallarta, con un brazo fracturado y la cabeza rota, y ya no volvieron á salir fantasmas, ni nadie sintió deseos de adornar la catástrofe con grotescas apariciones. El recuerdo de los enterrados fué borrándose en la memoria de todos.
Pachín el Guarro casi parece junto a ella un señorito. Al verla acercarse, dice él: ¿Qué traes, paloma? Na: lana sucia, una jícara, tres latas chicas y dos peras pochas. Guárdalas pa madre. ¿Y papel? Como un par de kilos. ¿Y tabaco? Eso sí, toma. Y la Mona sacó de la cesta el fondo de una escupidera de cristal rota, con lo menos diez colillas de puro..
Muchas veces, al hablar de Gallardo, «un chico valiente pero con poco arte», miraban temerosos hacia la puerta. Que viene Pepe decían, y la conversación quedaba rota. Entraba Pepe agitando sobre su cabeza el papel de un telegrama. ¿Tienen ustedes noticias de Santander?... Aquí están: Gallardo, dos estocadas dos toros, y en el segundo la oreja. Nada; lo que yo digo: ¡el primer hombre del mundo!
Palabra del Dia
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