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Actualizado: 25 de mayo de 2025
El primer día, Gabriel volvió varias veces la cabeza con alarma, creyendo que unos pasos sonaban detrás de él. Fuera del templo aún lucía el sol. Brillaban las ruedas de colores del rosetón de la gran portada como un plato de flores luminosas. Abajo, entre las pilastras, la luz parecía aplastarse con la sombra.
Mas ahora el rosetón de luces que ardía en torno de la imagen alegraba un círculo muy ancho donde resaltaban las cabezas de las beatas que se colocaban en primera fila. Miguel acostumbraba a introducirse en la iglesia por la puerta de la sacristía, y desde ésta, sacando un poco la cabeza, veía toda la parte iluminada del templo.
A continuación se elevaba el tercer cuerpo, dos grandes arcos que daban luz al rosetón de la nave central, coronado todo por una barandilla de calada piedra que seguía las sinuosidades de la fachada entre las dos masas salientes que la resguardan: la torre y la capilla Mozárabe. Gabriel cesó en su contemplación, viendo que no estaba solo ante el templo. Era casi de día.
Ornamentacion de una de sus puertas. id. Capilla de Villaviciosa. id. Puerta del Perdon. 271 Patio de la Catedral. 274 Plano de la Catedral. 279 Interior de la Catedral. 304 Puerta lateral de Sta. Marina. 349 Alamedas del Guadalquivir, con el puente y la Calahorra. 395 Iglesia de Sta. Marina. 397 Iglesia de S. Lorenzo. 398 Detalles: roseton de S. Miguel. 399 Torre de S. Nicolás de la villa. id.
Véase la lámina Iglesia de S. Lorenzo. Véase la nota de la pág. 349 en sus últimos párrafos. Véase en la lámina de Detalles correspondiente el Roseton de S. Miguel. Esta torre fué edificada por el obispo D. Iñigo Manrique, comenzada segun tradicion en 1494, y terminada, segun la inscripcion gótica que se puso en ella, en 1496.
Una fisonomía menos adusta presentaria la fachada de S. Lorenzo antes que levantase en 1555 su rector y obrero Alonso Ruiz la torre que tanto desdice del carácter primitivo de esta basílica . Tenia entonces un gracioso pórtico cuyas arcadas se ven cegadas hoy: era la pared de su imafronte enteramente lisa, y en ella un grande roseton calado, al cual no hay otro comparable en Córdoba, inundaba de luz la nave central.
¿No la veréis vosotros la América que nosotros soñamos; hospitalaria para las cosas del espíritu, y no tan sólo para las muchedumbres que se amparen a ella; pensadora, sin menoscabo de su aptitud para la acción; serena y firme a pesar de sus entusiasmos generosos; resplandeciente con el encanto de una seriedad temprana y suave, como la que realza la expresión de un rostro infantil cuando en él se revela, al través de la gracia intacta que fulgura, el pensamiento inquieto que despierta?... Pensad en ella a lo menos; el honor de vuestra historia futura depende de que tengáis constantemente ante los ojos del alma la visión de esa América regenerada, cerniéndose de lo alto sobre las realidades del presente, como en la nave gótica el vasto rosetón que arde en luz sobre lo austero de los muros sombríos.
Entre los techos de la ciudad apenas aparecia mas que el estremo de algun roseton, uno que otro muro ennegrecido por los siglos y los árboles que dan frescura y sombra á algunos patios: ¡ah! repetimos con dolor: ¿nada de lo pasado guardará al fin esa Córdoba tan decantada por la historia y la poesía? La inquietud se apoderó nuevamente de nuestra alma; y recorrimos con afan la ciudad.
Arriba, al final de la portada, abríase, como gigantesca flor cubierta de alambrado, el rosetón de colores que daba luz á la iglesia, y en la parte baja, en la base de las columnas adornadas con escudos de Aragón, la piedra estaba gastada, las aristas y los follajes borrosos por el frote de innumerables generaciones. En este desgaste de la portada adivinábase el paso de la revuelta y el motín.
Palabra del Dia
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