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Actualizado: 7 de julio de 2025
Los creyentes, para acabar la eterna disputa, habían apelado al «juicio de Dios». El rey nombró el campeón de Roma, y los toledanos confiaron la defensa del rito gótico a la espada de Juan Ruiz, un castellano de orillas del Pisuerga.
Difícilmente se le escapaba una falta de ortografía. Escribía como hablaba, con mucha naturalidad y sencillez, sin rebuscar frases ni atildamientos, siguiendo el orden lógico de las ideas, ajena a la calculada afectación, que hace del estilo epistolar una cosa insoportable y ridícula. Mas no por eso caía en el extremo opuesto, en las fórmulas de rito y en los conceptos de estampilla.
Aunque estas leyes fueron recopiladas en época muy posterior á los Califas, merecen considerarse como primitivas, puesto que el ilustrado orientalista que las ha anotado advierte en el prólogo que las precede no haber nada en ellas que no esté enteramente conforme con los principios consignados en el Coran, con la tradicion y la Zunna, con las doctrinas del rito Malequí que se siguió en Africa y en España, y con la letra de otras compilaciones legales del mismo género.
Si yo no tuviera un alma heroica y caballeresca, ante la cual carecen de poder las sugestiones de la fortuna, yo depositaría este duro sobre la mesa tomando para ello precauciones infinitas a fin de que no se rompiese, o bien se lo entregaría al camarero en propia mano, religiosamente, como si se tratara de un rito.
La jarana con que en el hogar se celebraban los chistes del señor Pepe impedía que nadie atendiese al silabeo de la vieja. Merced a la situación de la escalera, dominaba Julián la mesa, trípode y ara del temeroso rito, y sin ser visto podía ver y entreoír algo.
Pero no es cuento, lectores míos, sino muy auténtico, lo que sucedió, y así se lo dirá a ustedes el primer cronista que hojeen. Aquel día las campanas clamorearon como nunca; y por fin, después de otras imponentes ceremonias de rito, el ilustrísimo señor arzobispo fulminó excomunión mayor contra el ladrón de la estaca. Pero ni por ésas.
Ni el mismo monarca que mandó escribir esta lei estaba cierto en que los que observaban el rito mosáico cometian tales desmanes; i esto se puede probar fácilmente con solo ver aquellas palabras é porque oimos decir, i con la esclusion de los magistrados para entender en las causas formadas á los autores de este delito, puesto que los reos debian ser derechamente llevados á la presencia del rei, para que este despues que supiere la verdad, los condenase á morir vilmente.
Iban casi desnudos, con largos mandiles de cuero sobre el cuerpo cobrizo, como esclavos egipcios ocupados en un rito misterioso. El calor les hacía exponer sus miembros al chisporroteo del hierro, que volaba en partículas de ardiente arañazo. Algunos mostraban las cicatrices de horrorosas quemaduras. Sanabre señaló la boca del horno. Iba á comenzar la colada.
Los grupos de campesinos bebían el último trago con los del pueblo, antes de emprender la marcha, deseosos de relatar los incidentes de la famosa lucha durante la velada en la casería. En la plaza sonaban el pito y el tamboril con cadencias de baile. Se había reunido toda la gente joven para celebrar la victoria con un aurresku, la gran danza vasca que tenía algo de rito primitivo.
Porque digan, si nó, los que aun pugnen por defender, como verdades, las voces que sobre tales acciones de los judíos andaban de boca en boca por el ciego é ignorante vulgo ¿cuál era el objeto de estos al ejecutar tan bárbaras acciones? ¿Estaba escrito en los libros de su lei, que todos los que observasen el rito mosáico eran obligados á conmemorar en los Viernes Santos i de un modo tan bestial, la muerte que sus ascendientes dieron á Jesucristo?
Palabra del Dia
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