Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y obscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales.

Capítulo XXXVIII. Donde se cuenta la que dio de su mala andanza la dueña Dolorida Detrás de los tristes músicos comenzaron a entrar por el jardín adelante hasta cantidad de doce dueñas, repartidas en dos hileras, todas vestidas de unos monjiles anchos, al parecer, de anascote batanado, con unas tocas blancas de delgado canequí, tan luengas que sólo el ribete del monjil descubrían.

A la muerte de su esposa, que una chanza brutal de su parte ha precipitado, manda que se le tributen honores de capitán general, y ordena un luto de dos años a la ciudad y campaña de la provincia, que consiste en un ancho crespón atado al sombrero con una cinta colorada. ¡Imagináos una ciudad culta, hombres y niños vestidos a la europea, uniformados dos años enteros con un ribete colorado en el sombrero! ¿Os parece ridículo? ¡No!

Mi compañero era un catalan de sangre pura y demócrata de ribete; mientras que la hada del wagon en que íbamos era una rubia de fisonomía británica, é hija nada ménos que de un escritor absolutista á puño cerrado. La conversacion se entabló con exquisita cordialidad como entre viejos amigos. Así es siempre en España, sobre todo en los lugares públicos.

Y lo que Barbarita no dudaba en calificar de encanallamiento, empezó a manifestarse en el vestido. El Delfín se encajó una capa de esclavina corta con mucho ribete, mucha trencilla y pasamanería. Poníase por las noches el sombrerito pavero, que, a la verdad, le caía muy bien, y se peinaba con los mechones ahuecados sobre las sienes. Un día se presentó en la casa un sastre con facha de sacristán, que era de los que hacen ropa ajustada para toreros, chulos y matachines; pero doña Bárbara no le dejó sacar la cinta de medir, y poco faltó para que el pobre hombre fuera rodando por las escaleras. «¿Es posible dijo a su niño, sin disimular la ira , que se te antoje también ponerte esos pantalones ajustados con los cuales las piernas de los hombres parecen zancas de cigüeña?». Y una vez roto el fuego, rompió la señora en acusaciones contra su hijo por aquellas maneras nuevas de hablar y de vestir.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando