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Actualizado: 27 de septiembre de 2025


Botín se arregla para sacarlo, da una pequeña parte al Ayuntamiento, y con el resto y la subvención van construyendo el ferrocarril sin adelantar una peseta. El Gobierno les da prórrogas.

Tanamanque, buitre arrojado. Cadupani, leon negro. Guente Naguel, el tigre encima. Lepiguala, pluma de cuervo. Pallaguala, echado de espaldas. Guayquibilu, lanza de víbora. El número de indios que estos caciques llevaban, se componia de 291: los 123 de lanza, y el resto de bolas potriadoras y sueltas, que llaman los indios sacay.

En este triste estado pasó el resto de su vida la infeliz reina en el palacio de Tordesillas, donde estuvo cuarenta y seis años luchando con lo que todos conocen, y no existiendo otra cosa en su imaginacion que la memoria de su adorado padre y los celos de su idolatrado esposo.

Y al bajar despacio los encerados y resbaladizos escalones, dijo con un resto de encogimiento y meticulosidad provinciana: Por supuesto, señor de Artegui, que mi marido le abonará a usted todos estos gastos.... Artegui, sonriendo, la sostuvo mejor en el brazo, y diéronse a andar por Bayona tan cordiales como si en toda su vida otra cosa hubiesen hecho.

Lo característico de la criatura humana, lo que la diferencia del resto de los animales, es su resistencia a la desaparición del nombre; pero, al fin, se borra, se va, retorna al reino infinito de la nada. El ensanche de ciudades y pueblos invade los cementerios; se levantan losas y monumentos; y, al fin, no queda recuerdo alguno de la humanidad soterrada o reducida a polvo.

El resto de la población reune las condiciones que ya dejamos reseñadas al tratar de la población de Mindanao. La capital del distrito es Surigao, con unos 6.000 habitantes, situada en el estrecho de su nombre.

Que otra columna de 1,000 hombres, al cargo del Coronel de Dragones del ejército, D. Gabriel de Aviles, pasase á las cercanias del pueblo de Muñoz, con el fin de adquirir noticias de aquel pais, y de castigar aquellos rebeldes: y el Comandante General, con el resto del ejército, pasó la raya que divide el vireinato de Lima con el de Buenos Aires, donde halló la rebelion con el mayor furor y crueldad, porque Diego Cristóval Tupac-Amaru, su nuevo caudillo temerario, recelando que los blancos y mestizos de aquellas provincias lo arrestesen con traicion, en fuerza de los prémios ofrecidos por su captura, eligió y puso en egecucion el bárbaro partido de inundar asesinar indistintamente á todos los que no fuesen de su casta, sin reparar en la edad ni en el sexo, castigando y persiguiendo tambien á los curas y sacerdotes de aquellos territorios, que su medio-hermano José Gabriel habia tratado con mucha consideracion, y con el debido respeto á su sagrado carácter.

Apenas salía de casa; un rato al casino por las tardes, y el resto del día en el comedor con ella y los amigos, o encerrado en su cuarto, a vueltas sin duda con sus libros, que la austera señora miraba con el respeto supersticioso de su ignorancia.

En las fábricas eran los jornales superiores á los del resto de la península y no se sufrían los grandes paros á que se veía obligada la industria pobre y vacilante de otras ciudades.

Quedé sólo un día en el Niágara. A la noche tomé el ferrocarril y amanecí en Albany, de donde descendí el Hudson hasta medio camino de Nueva York, haciendo el resto de la ruta en un drawingcar, en el delicioso ferrocarril que corro sobre las aguas mismas del río.

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