Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de junio de 2025


Era de ver, segun afirman algunos, las animadas conversaciones que esta infeliz señora, tenia con el cadáver de su esposo; conversaciones que aumentaban mas su delirio, y que en lugar de aliviarla, la agravaban. «Por qué no me respondeis, Felipe? le decia: callais!... todavia me sereis infiel!...» Estas palabras proferia á su marido, y otras que causaria lástima escucharlas.

-Y ¿adónde se toma el aire en esta ínsula? -Adonde sopla. ¡Bueno: respondéis muy a propósito! Discreto sois, mancebo; pero haced cuenta que yo soy el aire, y que os soplo en popa, y os encamino a la cárcel. ¡Asilde, hola, y llevadle, que yo haré que duerma allí sin aire esta noche! ¡Par Dios -dijo el mozo-, así me haga vuestra merced dormir en la cárcel como hacerme rey!

ABIND. Esos ojos, A quien por justos despojos Mil almas quisiera dar. ¿No respondéis? Culpa os doy, Lengua de fuego inhumano. No me miran como a hermano; No es posible que lo soy. Pues ¿preguntaré a la boca? Esta no dirá verdad, Cuando pura voluntad El instrumento no toca. Pues ¿a los tiernos oídos? Pero ya con escucharme, O pretenden consolarme O quitarme los sentidos.

¿Qué respondéis á eso? dijo el conde. Que vuestra voluntad es la mía, padre y señor contestó doña Juana. No se habló más del asunto, porque no era necesario hablar más.

Vamos, querida Marta, tranquilizadme; decidme que también soportaréis con valor esta última prueba. ¿Cómo no me respondéis? ¡Oh, dejadme llorar! dijo Marta sollozando ; las lágrimas calmarán un poco mi angustia y disiparán el aturdimiento de la cabeza. Por amor de Dios, Marta, no perdamos tiempo. Pueden sorprendernos a cada instante e interrumpirnos en nuestra conversación.

Pero, con todo esto, por dondequiera que va muestra su tristeza y melancolía, y no se precia de criar en sus aguas peces regalados y de estima, sino burdos y desabridos, bien diferentes de los del Tajo dorado; y esto que agora os digo, ¡oh primo mío!, os lo he dicho muchas veces; y, como no me respondéis, imagino que no me dais crédito, o no me oís, de lo que yo recibo tanta pena cual Dios lo sabe.

Por muy desgraciada que su amor me haga, no quiero verme curada de él. Bien, muy bien; respondéis á mis preguntas como un instrumento perfectamente templado á la mano que sabe tocarle. Sigamos hablando, y acabaremos por ser los dos más grandes amigos del mundo. Pero bebed, hija, bebed; vuestro Jerez es un verdadero néctar de los dioses, se conoce que se lo han regalado al duque de Lerma.

»Harta más gente se ha perdido entre los que han muerto de sed y huídose á los turcos, que se podían aventurar en haber guardado los pozos, como fueron muchos de parecer que se hiciese. »Respondéis á lo que os dicen que mandéis dar recado á los heridos, que los dejen morir, porque no coman las vituallas. Buena manera es ésta de animar á los sanos á pelear.

Nadie en la escampavía se atrevió a contestar esta impertinente fanfarronada. Pero, ¡por la ardiente pupila de Moloch! ¿no respondéis? Vamos, que ese capitán que ha restaurado mi tartana con tanta diligencia, que ese valiente capitán se levante, o destrozo su embarcación. ¡Palabra de honor!

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando