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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Obedeciéronle don Quijote y Sancho, y vinieron donde ya estaba el retablo puesto y descubierto, lleno por todas partes de candelillas de cera encendidas, que le hacían vistoso y resplandeciente.

La dama tomó la cartera y el brazalete de sobre la mesa, desapareció por la puerta de los tapices, y estuvo gran rato fuera dando tiempo con su tardanza á que Juan Montiño, yendo y viniendo en su imaginación con todo lo que le acontecía, con todo lo que sentía y con la noble, dulce y resplandeciente hermosura de la incógnita, acabase de volverse loco. Al fin la dama apareció de nuevo.

-Ya lo oímos, señor -respondió Dorotea. Y, con esto, se fue Cardenio; y Dorotea, poniendo toda la atención posible, entendió que lo que se cantaba era esto: -Marinero soy de amor, y en su piélago profundo navego sin esperanza de llegar a puerto alguno. Siguiendo voy a una estrella que desde lejos descubro, más bella y resplandeciente que cuantas vio Palinuro.

¡Oh adorado señor! enloquecida Leila exclamó, resplandeciente en fuego: humilde, á tu mandato sometida, sin otro bien que para mi vida, ¿cómo negarme á tu anhelante ruego? ¡Mira, atiende, señor! tan tuya soy, tal te idolatra el pensamiento loco, á tu merced tan entregada estoy, que del amor que á tu delirio doy para decir lo inmenso todo es poco.

Los invitados respiraron con alivio cuando las puertas del comedor se abrieron y, de una mesa resplandeciente, asados, compotas y ensaladas de arenques, les enviaron sus sabrosos perfumes. El viejo Hellinger, después de haber alabado al Señor, bebió con algunos amigos privilegiados el vino superior que reservara para la solemnidad de la noche.

Esta extensión de las llanuras imprime, por otra parte, a la vida del interior cierta tintura asiática que no deja de ser bien pronunciada. Muchas veces, al salir la luna tranquila y resplandeciente por entre las hierbas de la tierra, la he saludado maquinalmente con estas palabras de Volney, en su descripción de las Ruinas: La pleine lune

La libertad fué la musa De los cielos mensagera, Que llenó mi alma severa Con su espíritu inmortal; Y en las negras tempestades Seguí con paso valiente, Su antorcha resplandeciente Y su faro celestial. Oh, Dios, inspírame un himno, Ó una fúnebre elejia! Que baje á la tumba fria Cantando á la libertad!

La isla de Ceilán, Lanka «la resplandeciente», bienaventurado país al cual, según la leyenda oriental, fueron enviados los primeros hombres por la misericordia divina, después de ser expulsados del Paraíso, también alza hacia el firmamento montañas sagradas. Tal es, además de otras, la cima aislada en medio de las llanuras, la ciudad santa de Anaradjapura. Es el Mihintala.

Amaury tomó un simón, y poco después entraba en su palco del teatro de los Italianos. La sala, resplandeciente de luces y de diamantes, parecía un ascua de oro. El joven, pálido y grave, desde el fondo del palco contemplaba aquel brillo y aquella esplendidez con mirada indiferente, con desdeñosa sonrisa.

En el Alcázar todo es alegre y resplandeciente, y desde las ventanas y los balcones volados de las piezas interiores se goza de todo el espectáculo encantador que ofrece el inmenso jardin oriental que rodea al palacio. ¡Qué de tradiciones dramáticas en aquel recinto donde reinaron razas y dinastías enemigas!

Palabra del Dia

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