Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de junio de 2025


Entonces desenrolló éste el paquete que traía y puso delante de los ojos de ambos muchos garabatos y números, que él descifraba con negligencia; luego sacó de su cartera un mazo de billetes, que contó: veinte mil pesos, diez mil para cada uno y diez mil que había recibido Gregoria; él, a pesar de sus trabajos en la testamentaría, del derecho que le asignaba la ley, renunciaba generosamente al cobro de sus haberes. ¿Querían conservar las cuentas para examinarlas despacio?

¡No, no tendría el hijo! ¡Miserable! ¡No lo merecía! Renunciaba a la ventura. Pero si no la felicidad, podría tener el arrepentimiento verdadero. ¿Por qué no aspirar a la perfección moral y llegar en este camino adonde se pudiera?

Escribí a mi casa que yo no había menester ir más a la escuela, porque, aunque no sabía bien escribir, para mi intento de ser caballero lo que se requería era escribir mal; y así, desde luego renunciaba la escuela por no darles gasto y su casa para ahorrarlos de pesadumbre. Avisé de dónde y cómo quedaba y que hasta que me diesen licencia no los vería.

Larga era la distancia a que de mi iba a ponerse, y o renunciaba el honorífico y encumbrado oficio que se le había dado, o descuidada me dejaba, estando entre ambos los mares. Había yo cumplido ya mis diez y ocho años, y enseñádome habían las buenas madres todo lo que enseñarme podían. Mis dos ancianas tías habían muerto la una tras la otra.

También le gustaba el Borgoña, y, sin embargo, no renunciaba al Jerez; comía con deleite las chochas y no prescindía del salmón. ¿Por qué, pues, había de limitarse a Cristeta, si su paladar amoroso estaba en disposición de saborear infinitos manjares? La pobre muchacha quedó condenada a olvido.

Era el momento más sabroso, el verdadero instante de felicidad espiritual para un cazador de raza: era el minuto de las anécdotas cinegéticas y, sobre todo, de los embustes. Para éstos se establecía turno pacífico, pues nadie renunciaba a soltar su correspondiente bola, y crecían en magnitud conforme se enredaba la plática.

Podrá ser que me equivoque, pero lo dudo replicó la López Moreno, que no renunciaba fácilmente a la honra de haber sido amenazada por un puño real. El general Pastor oíalo todo complacidísimo, viendo en aquella catástrofe los primeros truenos de la terrible tempestad que comenzaba a desencadenarse en España.

El entraba en quinta dentro de unos meses. Podía el emperador arreglar sus asuntos como mejor le pareciese. Desnoyers renunciaba al honor de servirle. Vaciló un poco al acordarse de su madre. Pero sus parientes del campo no la abandonarían y él tenía el propósito de trabajar mucho para enviarle dinero. ¡Quién sabe si le esperaba la riqueza al otro lado del mar!... ¡Adiós, Francia!

Pero estos sueños según pasaba el tiempo se iban haciendo más y más vaporosos, como si se alejaran. «Así son las perspectivas de la esperanza, pensaba el Magistral; cuanto más nos acercamos al término de nuestra ambición, más distante parece el objeto deseado, porque no está en lo porvenir, sino en lo pasado; lo que vemos delante es un espejo que refleja el cuadro soñador que se queda atrás, en el lejano día del sueño...». No renunciaba a subir, a llegar cuanto más arriba pudiese, pero cada día pensaba menos en estas vaguedades de la ambición a largo plazo, propias de la juventud.

Escribí a mi casa que yo no había menester más ir a la escuela porque, aunque no sabía bien escribir, para mi intento de ser caballero lo que se requería era escribir mal, y que así, desde luego renunciaba la escuela por no darles gasto y su casa para ahorrarlos de pesadumbre. Avisé de dónde y cómo quedaba y que hasta que me diesen licencia no los vería.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando