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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Entraba por las innumerables rendijas el viento helado del alba, que ya clareaba, y veíanse por debajo de la tejavana del techo grandes cuajarones de hielo.

El Ferrer, ganoso de sobrepujar a sus rivales, tañía una guitarra, cantando a media voz, acompañado por el rodar de los truenos. El Cantó, metido en un rincón, meditaba nuevos versos. Algunos muchachos saludaban con expresiones burlonas la luz de los relámpagos que se filtraba por las rendijas de la puerta, y el Capellanet sonreía sentado en el suelo con la mandíbula apoyada en ambas manos.

La Serpolette estaba rodeada de dos gallardos oficiales, de un marino y un abogado, cuando le divisó rondando y metiendo en todas partes y rendijas la punta de su larga nariz como si sondease con ella los misterios de la escena.

Una luz misteriosa, mezcla de oro de sol y azul acuático, filtrábase por las rendijas, temblando en la blancura de las paredes. Las gaviotas chillaban afuera, y pasando ante las ventanas con aleteo juguetón trazaban rápidas sombras en el muro.

Los balcones de la casa permanecían por regla general herméticamente cerrados, pero Manolito, a juzgar por el gracioso contoneo que adoptaba al cruzar por delante, debía de sospechar que unos ojos fijos y enamorados le estaban siempre observando por detrás de las rendijas.

Los primeros navegantes que habían pasado al otro hemisferio daban por seguro que en la línea morían todos los parásitos que se albergaban en los cuerpos de los marineros y en las rendijas de las naves. Y esta creencia no era solamente de los descubridores españoles; franceses e ingleses la adoptaban igualmente, llegando a ser durante muchos años una verdad universal.

El agua que penetra por todas las rendijas en el espesor de la montaña y la que sube en vapor desde los abismos profundos, sirven de principal vehículo á esos elementos que se atraen y se rechazan después, arrastrados por el gran torbellino de la vida geológica.

Ya no pensó en el gaucho, mas no por esto desapareció de su memoria el recuerdo de la noche anterior. Algo había sucedido al romper el día, cuando empezaban á marcarse luminosamente las rendijas de su ventana; y esto lo había percibido confusamente, como todo lo que pasa cuando los ojos se resisten á abrirse y el pensamiento vacila entre el sueño y la vigilia.

Y era tan buena Lita que, delirando por dormir junto a su mamá, para no afligirla, nunca exageró sus dolores. A veces hasta los disimulaba... Esa mañana se sentía sin embargo dispuesta a usar de toda su energía para imponer su voluntad. En cuanto se coló la luz por las rendijas de la puerta, llamó a miss Mary.

Otras corrientes de agua han abierto también en las cercanías rendijas secundarias tanto más profundas cuanto más abundante sea la masa líquida arrastrada. La roca recortada de ese modo acaba por parecerse á un dédalo de obeliscos, torres y fortalezas.

Palabra del Dia

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