Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de mayo de 2025
¡Ca... ramba! exclamó echando un terno, ¡maldita suerte la mía! ¿he de estar condenado a vivir siempre separado de ella? Con gesto de mal humor, dió los dos pesos de la tía a Agapo, recomendándole que no fuera a emborracharse, y allí mismo le dejó plantado, siguiendo la calle de Moreno a buen paso. La verdad es que tenía por qué quejarse de su estrella.
La viuda no perdió un minuto en ir a su lado, y, a media noche, acompañado por Reginaldo, fui otra vez al hotel, porque quería darle ciertas instrucciones sobre su esposo, recomendándole que se negara a verlo, si llegaba a encontrarla, y también despedirme de ella, pues a las nueve de la mañana siguiente partíamos de Charing Cross, con rumbo a Italia.
Había resuelto hacer muy pocas visitas de despedida, pretextando el mal estado de su salud. Después de almorzar, bajó al escritorio, y se ocupó de liquidar y poner en claro su cuenta personal. No intervenía en ningún negocio; y el trabajo de banca, que en otro tiempo le había gustado tanto, aburríale ya. Pero aquel día pareció que se le despertaban las aficiones, porque habló largamente de negocios con Ruiz Ochoa, recomendándole no dejase de interesarse en alguna subasta de pastas de oro para el Banco. «Me parece que este año he de comprar algún oro... Bien podéis andar aquí con mucho pulso en eso de acuñar tanta plata, porque este metal va para abajo y ha de ir mucho más. Al precio que tienen aquí las libras, vale más expedir oro, y por mi parte, me he de llevar todo el que pueda». En esto entró Ramón Villuendas, preguntando a cómo tomaban las libras, y la conversación vino a recaer sobre el mismo tema.
Don Andrés, recomendándole el más profundo sigilo y la mayor cautela, hubo de hablarle así: Deseo y necesito tener una entrevista a solas con cierta persona, que de seguro no querrá venir a mi casa, al menos la vez primera, aunque después aprenda el camino y venga con gusto.
Doña Blanca, no obstante, antes de dar este permiso, preparó á su hija contra D. Fadrique, pintándosele como un monstruo de impiedad y de infamia, y recomendándole mucho que hablase con él lo menos posible. Doña Blanca, entre tanto, se propuso seguir encastillada en su caserón, sin ver á nadie más que al P. Jacinto, y á Lucía, si acaso.
Palabra del Dia
Otros Mirando