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Al año siguiente, sobreseída la causa, vivía el hombre en Chamberí, y según la cháchara del barrio, muy á lo bíblico, amancebado con una viuda rica que tenía rebaño de cabras y además un establecimiento de burras de leche. Cuento todo esto como me lo contaron, reconociendo que en esta parte de la historia patriarcal de Bailón hay gran obscuridad.

La bondad de Dios no se agota nunca. ¡Quién sabe si querrá repetir en usted sus prodigios, haciendo que salga de ese vientre otro mastín para la defensa de su rebaño!... Feli compadecía la simpleza del devoto, ofendiéndose al mismo tiempo por la misión animal que atribuía al hijo de su entrañas.

11 Porque así dijo el Señor DIOS: He aquí yo, yo requeriré mis ovejas, y las reconoceré. 12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

El obediente bruto llenaba su deber con lentitud, y el hombre seguia fijo como una estaca, centinela mudo de un campo desierto y de un rebaño de excelente índole. La misma escena se me ofreció diez ó doce veces. A 143 kilómetros de Madrid, en el fondo de la extensa llanura, se encuentra la pobre y vieja villa de Olmedo, primera poblacion de la provincia de Valladolid en la vía que yo llevaba.

Los escasos enemigos que tenía en el municipio, gente de oficio como decía doña Bernarda devoradora de papeles contrarios al rey y la religión, atacaban al cacique, censuraban sus actos, y todo el rebaño de don Ramón se estremecía de cólera e impotencia. ¡Había que contestar! A ver: uno que fuese a consultar al quefe.

El gobierno de tal casa, que habría rendido a cualquiera mujer, no fatigaba visiblemente a Isabel. A medida que las niñas iban creciendo, disminuía para la madre parte del trabajo material; pero este descanso se compensaba con el exceso de vigilancia para guardar el rebaño, cada vez más perseguido de lobos y expuesto a infinitas asechanzas.

Era la última partida: al día siguiente iban a separarse. Y jugaban olvidados de todo, sin saber con certeza si el buque estaba inmóvil o había reanudado su marcha. Un gran retrato de Goethe adornaba el testero del salón. Presidía el poeta con su olímpica sonrisa el manejo de las barajas y el continuo beber de una parte del rebaño trasatlántico acorralado en el buque de su nombre.

El rebaño de acero y humo se reparte, y mientras unos siguen la antigua senda, nosotros ponemos la proa al Sur, llevando sobre nuestro lomo la aventura y la ilusión, en busca de pueblos nuevos, pueblos de esperanza, pueblos de aurora, cuyos nombres suenan con el retintín del oro.

Este Sr. Bailón es un clérigo que ahorcó los hábitos el 69, en Málaga echándose á revolucionario y á librecultista con tan furibundo ardor, que ya no pudo volver al rebaño, ni aunque quisiera le habían de admitir.

Así distraído se alejó algo más de lo acostumbrado, y al levantar los ojos vió cerca de un muchachuelo tendido sobre la hierba, cuidando de un escaso rebaño de cabras, y muy entretenido en tallar con la navajilla algunas labores en un palo.