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Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Indudablemente su situación, la de Bonis, se había complicado desde la noche anterior. «Hueles a polvos de arroz», había dicho la engañada esposa, tres veces lo había dicho, y en vez de irritarse... de envenenarle o ahorcarle... ¡cosa más rara!...
La árrea de mulas cae con frecuencia indefensa en manos de estos beduínos americanos, y rara vez los troperos escapan de ser degollados.
Con esto, se fue don Lorenzo a entretener a don Quijote, como queda dicho, y, entre otras pláticas que los dos pasaron, dijo don Quijote a don Lorenzo: -El señor don Diego de Miranda, padre de vuesa merced, me ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuestra merced tiene, y, sobre todo, que es vuesa merced un gran poeta.
Valga el ejemplo de un amigo mío tocado de la pasión de hacer palillos de dientes, sólo porque domina el arte con rara habilidad.
Vivía en un retiro casi absoluto, paseando alguna que otra rara vez por las orillas del mar, enteramente solo. El resto de los días lo pasaba encerrado en casa, según se decía, leyendo o escribiendo artículos impíos. El clero de Peñascosa hablaba de él con cierto desprecio rencoroso, del cual había llegado a participar el P. Gil, sin conocerle.
La fama de su belleza se comenzó a estender por todas las circunvecinas aldeas, ¿qué digo yo por las circunvecinas no más, si se estendió a las apartadas ciudades, y aun se entró por las salas de los reyes, y por los oídos de todo género de gente; que, como a cosa rara, o como a imagen de milagros, de todas partes a verla venían?
La capa bohemia, posteriormente, ha envuelto a muchos desgraciados superiores. Fué la fiel camarada de Edgardo Poe, aquella alma rara que oía voces del cielo, de la tierra y también del infierno, y le sirvió de sudario en su última y trágica borrachera en las calles de Baltimore.
Me moriría, te lo juro... Debe parecerte muy rara la indiferencia mía para con José Luis. Tú sabes toda la historia; no necesito preguntarte si te la ha contado Camucha. Capaz la creo de habérsela contado también a Julio. ¡Oh, no! No lo pienses, Laura.
Los chicos abrían tamaños ojos para verme, como sorprendidos de la rara dulzura de su maestro. Cerca de la mesa se detuvo don Román, volvióse hacia la chiquillería, y prorrumpió solemnemente, en tono de sermón: Este, éste que ven ustedes, es uno de mis discípulos más queridos. Muchas veces, muchas, os he hablado de él. Es inteligente, bueno, estudioso.... Tomadle por modelo.
Rara vez entraba un carruaje en el patio de honor del palacio.
Palabra del Dia
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