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Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Estaba viendo el terror escondido debajo del orgullo y asomando la cabeza; pero el orgullo, o, mejor, la terquedad, no le dejaba salir. No sentía miedo, sino dolor, un dolor inexplicable en el pensamiento, una sensación rara de no dormir nunca, de no reposar jamás, de un alerta eterno. Detrás del punto negro que tenía delante y que ya estaba cerca, veía seguro y claro un triunfo resonante.
Ambas cosas hacía con rara perfección. Cuando guardaba silencio parecía la estatua de la atención. Con la cabeza echada hacia atrás, paseaba sus ojos vivos de uno á otro interlocutor absorbiendo sus palabras, su actitud y sus gestos como si se tratase de fijarlos en la memoria para siempre.
Rara vez entraba allí Perucho; su abuelo acostumbraba echarle para que no sorprendiese ciertas operaciones financieras que el mayordomo gustaba de realizar sin testigos.
Es verdad que alguna y muy rara vez, al dispertar, tenemos la reminiscencia de que en el acto mismo del sueño asomaba la duda de si soñábamos; pero esto sucede con poca frecuencia; y en general puede asegurarse, que el sueño no anda acompañado de ese crepúsculo de razon reflexiva, que nos advierte de nuestro estado, y de la ilusion que padecemos.
Conque, ya lo he indicado, y aquí lo consigno, y sirva esto de corolario al capítulo anterior, á la vez que de segundo AXIOMA: La Granadina es una andaluza seria. Tan rara seriedad no tiene nada que ver con la inalterable circunspección, con la espetada tiesura ni con la solemne parsimonia de las pobladoras de otras regiones de España.
Y cosa rara! lo que preocupa á los paisanos al ceder á esa corriente de concentracion, no es en realidad la aspiracion clara y precisa á mejorar de condicion adquiriendo mas bienestar positivo.
Me acordé de Trembles. ¡Hacía tanto tiempo que no pensaba en aquellos lugares! Fue como el destello de un saludo, y cosa rara, por un súbito retroceso a impresiones tan lejanas recordé los aspectos más austeros y calmantes de mi vida campestre. Volví a ver Villanueva con su larga línea de casas blancas, apenas más altas que los ribazos.
Un joven del mejor tono fue más asiduo y mañoso, y Adela abrazó por fin las reglas del gran mundo: el joven era orgulloso, y entre el cúmulo de adoradores de camino trillado parece despreciar a Adela; con mujeres coquetas y acostumbradas a vencer, rara vez se deja de llegar a la meta por ese camino. ¡Adela no quería faltar a su virtud!... ¡pero Eduardo era tan orgulloso!
Los bagres son en todo, excepto en la magnitud, semejantes al patí: rara vez pesan libra y media, y los mas, mucho menos: tienen en cada ala, cerca de la cabeza, una espina fuerte y aguda, y se debe llegar á ellos con cuidado luego que son cogidos, porque viven largo tiempo fuera del agua. Su carne mollar y de buen gusto, y se pescan ya con redes ó con anzuelos.
A los catorce años era Gonzalo un muchacho espigado y robusto, que estudiaba en el colegio privado de Sarrió la segunda enseñanza y se examinaba todos los años en la capital, obteniendo ordinariamente la calificación de bueno y una que otra vez, muy rara, la de notablemente aprovechado.
Palabra del Dia
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