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Actualizado: 12 de junio de 2025
Los sapos ponzoñosos é hinchados, Con escuerzos nocivos, por muy sanas Comidas se juzgaban; que forzados Los hombres de su rabia y fuertes ganas, Estando los escuerzos desollados, Juzgaban ser en todo puras ranas: Y aun el sabor decian que excedia A las ranas en grande demasía.
Pues si se situaban en el centro de la misma plaza de San Francisco, repararían los grandes hoyos que á cada paso se formaban en el empedrado, en los cuales, si era tiempo de invierno, podían cantar las ranas, y si de verano, eran depósito de infecto y sutil polvo, que el más ligero vientecillo transportaba sobre casas y personas.
En el fondo, sobre las obscuras montañas, coloreábanse las nubes con resplandor de lejano incendio; por la parte del mar temblaban en el infinito las primeras estrellas; ladraban los perros tristemente; con el canto monótono de ranas y grillos confundíase el chirrido de carros invisibles alejándose por todos los caminos de la inmensa llanura.
Gozaba yo entonces de hermosa libertad. Mis mejores amigos eran Celesto y Angustias, la hija de Belarmino. Pasábamos juntos dos o tres horas todos los días, bajo los arcos de la plaza en tiempo lluvioso, y los días serenos, de paseo en el parque o de excursión por las afueras, a coger flores y nidos, cazar grillos y pescar ranas. De Belarmino ya le he hablado.
No ha menester mayor río Madrid dijo don Cleofás , pues hay muchos en él que se ahogan en poca agua, y en menos se ahogara aquel regidor que entró en el Ayuntamiento de las ranas del Molino quemado . ¡Qué galante eres dijo el Cojuelo , don Cleofás, hasta contra tus regidores! Bajándose con esto de la azutea, y la Rufina protestando al Cojuelo que le había de cumplir la palabra al día siguiente.
4 y las ranas subirán sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos. 5 Y el SE
El río Lora es taciturno, enemigo de toda idealidad poética. Nada de seres fantásticos. Lo único que alimenta con verdadero cariño es un enjambre de ranas, tan grande que causa vértigo el pensar qué número de ellas vivirá bajo su amparo. Ellas son las que se encargan de alegrar con su voz armoniosa los parajes que recorre.
Razonando filosóficamente, pensó que era tontuna perderse un hombre por perrerías de una mala pécora; que de hembras está más poblado este pícaro mundo, y que como dijo no sé quién, las mujeres son como las ranas, que por una que zambulle salen cuatro a flor de agua.
En las charcas del río, las ranas comenzaban a templar sus instrumentos de dos notas para la interminable sinfonía de la noche; en la inmediata carretera sonaba el chirrido de los carros. La humedad del sombrío arbolado empapaba las ropas de Juanito, adormeciéndole.
Y visto desde la playa, el mismo numeroso gentío podía compararse a un avispero, y la bandera roja a un trapo de los que los chicos cuelgan de una caña a fin de pescar ranas en las ciénagas. Para que la comitiva adquiriese unos asomos de solemnidad, fue preciso que entrase en los mezquinos arrabales del pueblo.
Palabra del Dia
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