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Actualizado: 10 de junio de 2025
Sanchica mi hija nos llevará la comida al hato. Pero, ¡guarda!, que es de buen parecer, y hay pastores más maliciosos que simples, y no querría que fuese por lana y volviese trasquilada; y también suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades, y por las pastorales chozas como por los reales palacios, y, quitada la causa se quita el pecado; y ojos que no veen, corazón que no quiebra; y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.
Sin embargo, como Reginaldo se había formado en una fábrica de Nottingham, conociendo el comercio de encajes, continuó valientemente los pasos de su padre, y, debido a su dedicación al negocio, consiguió desenvolverse lo bastante bien para evitar presentarse en quiebra ante los tribunales, y pudo asegurarse una renta anual de algunos cientos de libras.
Se apartaron, y a boca de jarro, Jacinto soltó la palabrita: No puede ser, no puede ser y no puede ser; el mes que viene quizá, pero hoy no, no y no. Sacudía la cabeza a cada negativa. La liquidación de mayo es un desastre general; no habrá uno que se salve de la volteada: ¡hasta Schlingen quiebra, dicen! ¿qué puedo yo hacer?
A la quiebra de Schlingen, la generatriz del desastroso krac, no le daba importancia: un accidente de la vida bursátil, que nos ha cogido desprevenidos. Schlingen era el favorito, entre los caballos de la carrera, y había dado el fiasco más completo y ridículo; he aquí todo.
Va a huir y con la turbación písase la saya y rueda toda la escalera, derrama la olla y quiebra los platos, y sale dando gritos a la calle diciendo que mataba un oso a un hombre.
Que sube el oro, que quiebra Schlingen, que se dan de palos en la Bolsa, que los emigrantes se van, que la carne está cara, y los alquileres suben, y los inquilinos no pagan... ¡el Gobierno tiene la culpa!
Sólo Dios podía ser su banquero, pagándole con estrellas como si fuesen monedas; ¿y quién sabe si el mismo Dios sería capaz de resistir el centésimo golpe de cinco francos, siempre doblando, y no tendría que declararse en quiebra?... Se sumió por algún tiempo en la contemplación interna de su grandeza.
Fué bajo el gobierno de este virrey cuando, en 1635, aconteció la famosa quiebra del banquero Juan de la Cueva, en cuyo Banco dice Lorente tenían suma confianza así los particulares como el Gobierno. Esa quiebra se conmemoró, hasta hace poco, con la mojiganga llamada Juan de la Cova, coscoroba. El conde de Chinchón fué tan fanático como cumplía a un cristiano viejo.
Qué momento tan solemne aquel, de recogimiento para el alma del viajero, de esperanza profunda y de temor supremo! Al dejar la playa arenosa donde quiebra sus hondas el majestuoso Magdalena, creía separarme de un inmenso tesoro.
No solamente estaba su caudal mermado en lo más jugoso y medio en quiebra el resto, sino en manos de un administrador que se pasaba de listo y de aprovechado. De modo que no fueron de gran resistencia los puntales que pudo sacar de allí el banquero para sostener la balumba de sus trapisondas de agiotista.
Palabra del Dia
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