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Actualizado: 11 de julio de 2025


Para mayor alivio de su pesadumbre, al abocar al puerto se halló de pronto con la carita de Nieves asomada al cuarterón de la puerta de la cámara, mirándole muy risueña, con una rosetita arrebolada en cada mejilla y cierta veladura de fatiga en los ojos... El alma toda se le esponjó en el cuerpo al aprensivo mozo.

Desde lo alto de una colina que domina á Mayenza y sus fortificaciones habíamos contemplado con delicia el vasto panorama que se desarrolla sobre las dos márgenes del Rin, particularmente desde la confluencia del Main hácia abajo. En el puerto del embarcadero la escena, aunque muy reducida, tenia interes por lo pintoresco del conjunto y de los pormenores.

Paz es provinciano, y como tal presenta ya una garantía de que no sacrificaría las provincias a Buenos Aires y al puerto, como lo hace hoy Rosas, para tener millones con que empobrecer y barbarizar a los pueblos del interior; como los federales de las ciudades acusaban al Congreso de 1826.

Al fin emprendía instintivamente el camino del puerto en busca del mar, su eterno amigo, el primero que le saludaba todas las mañanas al abrir la puerta de su casa allá en la Marina. En estas excursiones le acompañaba muchas veces su sobrino.

Todo era dicha y tranquilidad en casa de doña Manuela, y el contento de la familia repercutía en Las Tres Rosas, donde la sencilla Teresa considerábase feliz. Sabía que su marido había roto definitivamente con Clarita, aquella «mala piel» que vivía en la calle del Puerto. Ya no le pagaba los trimestres del entresuelo, ni atendía a sus locos gastos.

Quedò por capitan aquí nombrado Un Pablo Santiago; pues camina Al puerto de Ibiac

El ayudante de Marina del puerto, Alvaro Peña, joven de treinta años, moreno, con grandes ojos negros y bigotes a lo Víctor Manuel, se caracterizaba por un odio profundo, implacable, al estado eclesiástico y a todo el que lo representase, aunque fuese su mismo hermano.

Que eran muy ricos, y tenian comercio, porque entraban embarcaciones en su puerto. Que esta gente se comunicaba con otros llamados Césares, por un camino de risqueria, que solo á pié se podia, andar, en que tardaban dos dias.

Varios sucesos distrajeron por unos días la atención pública, y la espía quedó momentáneamente olvidada. Al llegar á Salónica hizo discretas preguntas á sus amigos militares y marinos en los cafés del puerto. Casi todos desconocían el nombre de Freya Talberg. Los que lo habían leído en los diarios contestaban con indiferencia. quién es: una espía que fué artista; una mujer de cierto chic.

51 Y subió a ellos en el barco, y el viento reposó; y ellos en gran manera estaban fuera de , y se maravillaban; 53 Y cuando llegaron al otro lado, vinieron a tierra de Genezaret, y tomaron puerto. 54 Y saliendo ellos del barco, luego le conocieron. 55 Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba.

Palabra del Dia

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