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Actualizado: 19 de mayo de 2025
No quería confesar que se tenía por derrotado: creía firmemente que Ana estaba entregada al Magistral. No quería aquella conversación; se sentía ahora humillado con la protección de Paco, solicitada meses antes por él.
Como ya tengo indicado, mi hijo solicita un empleo diplomático; mi hermano mayor y yo hemos despertado en él este deseo que le cuesta buenos disgustos. Como quiera que en París no tenemos una protección directa para abrir las puertas de las personas influyentes, y nuestro nombre, aunque digno, no es de gran resonancia para llamar la atención de los ministros, perdemos el tiempo.
Yo deseo que haga fortuna, porque le quiero con toda mi alma; y así, deseo que vuesa merced, con su gran tino y universal sabiduría, me informe si será posible sacar algo de provecho de este muchacho, diciéndome al mismo tiempo si puedo contar con su protección. Hágalo vuesa merced, por Dios, que es el único hijo de su hermana, y nosotros, que estamos pobres, no podemos hacerle feliz."
Y todo el día he sido presa de temores. El sol se ha puesto ya, y le sigo esperando en vano. Ha muerto, padre; estoy segura. EL CONDE. Según mis noticias, el duque goza de una excelente salud. Vuestros temores, condesa, son exagerados, como vuestro amor. Bajo la protección del propio emperador, avanza tranquilo a través de nuestras tierras.
En esta casa, que debe mucha protección a los señores de Santa Cruz, pusieron al Señor de Manifiesto, y cuando estuvo fuera de peligro, Jacinta costeó unas funciones solemnes. Como que vino el obispo auxiliar a decirnos la misa...». ¿De veras?... tie gracia. Como usted lo oye. ¡Lo que usted se perdió! Jacinta es una de las señoras que más han ayudado a sostener esta casa.
Antonio Pérez, atendiendo á las virtudes que le distinguían y á los servicios que de él esperaba, y ahora recibía su fe y le acordaba protección contra los que le perseguían.
Entre ellas había ¡ay qué hembra! la más hermosa, la más alta, la más simpática, la más esbelta, la mejor vestida, la más señora. Debía de ser mujer de elevada categoría, á juzgar por su ademán grave y pomposo, y cierto airecillo de protección que á maravilla le sentaba.
Os suplico que permanezcáis en vuestros sitios. Ya veis que estoy protegido por la bandera blanca. La bandera blanca es una cosa sagrada, y yo soy también una persona sagrada, puesto que me encuentro bajo la protección de la bandera blanca. Os lo aseguro bajo mi palabra de honor. ¡Bellas sabinas!
Sobreponiéndose, pues, á las reflexiones del indiano la fuerza de voluntad de Andresillo y la buena fe de su padre, el primero prometió su protección al segundo; y desde aquel día no se pensó más en la casita que conocemos que en arreglar el viaje lo más pronto posible. Los preparativos al efecto eran bien sencillos: sacar el pasaporte y hacer el equipaje.
Pero ahora, las matanzas de seres uniformados desviaban su dulce ternura hacia los hombres. Estaban más faltos de cariño y protección que las pobres bestias.
Palabra del Dia
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