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Actualizado: 28 de junio de 2025
Su pensamiento le conducía hasta un colegio de Italia donde estaba su hija única; un colegio dirigido por monjas y cuyas alumnas eran en su mayor parte de apellido aristocrático, lo que proporcionaba grandes satisfacciones á la vanidad pueril del contratista. Parecía ennoblecerse su rostro con la sonrisa dirigida á esta visión.
Y cuando no quería incurrir más en el error; cuando sentía resurgir dentro de sí la necesidad, por largo tiempo insatisfecha, de una íntima comunión; cuando no podía ya vivir solo, volvía a encontrar, en ella, a la hermana. Ir en su busca, decirle de viva voz el gozo que le proporcionaba, había sido su primer impulso; pero no había querido obedecerlo.
Una multitud de chicos de escuela, atraídos por la curiosidad y que no comprendían de lo que se trataba, excepto que les proporcionaba medio día de asueto, la precedía á todo correr, volviendo de cuando en cuando la cabeza ya para fijar las miradas en ella, ya en la tierna criaturita, ora en la letra ignominiosa que brillaba en el seno de la madre.
Con una solicitud y una amabilidad que conmovía profundamente a la madre y a la hija, el joven se proporcionaba el placer de satisfacer los caprichos de la enferma, y sabe Dios si los tenía. Un día era un cesto de dátiles impacientemente deseados y que la anciana devoraba con avidez; otras veces granadas, plátanos o nueces de coco que engañaban apenas la repugnancia de su estómago gastado.
Esto nos proporcionaba, frecuentemente, la sorpresa de pernoctar a campo raso o bajo el alero desmantelado de alguna granja; pero lo que hacía más accidentada nuestra excursión es que ni uno ni otro sabíamos una palabra alemana. No las teníamos en la punta de la lengua, como dicen los cómicos.
El encanto, la gracia, la inocencia de la niña no lograron apoderarse por completo de la señorita Guichard, que no fué verdaderamente sensible más que al útil apoyo que le proporcionaba aquella criatura, en su lucha contra Fortunato.
La anciana condesa disputó más de una vez a la señora de La Tour de Embleuse las fatigas y las molestias del estado de enfermera. Cada una de ellas quería encargarse de los cuidados más penosos y de esos servicios en que estalla la abnegación del sexo sublime. El viejo duque proporcionaba a su mujer un suplemento de preocupaciones sin el cual hubiera podido pasarse perfectamente.
Es mal de corazón, don Isidro decía con la certeza que le proporcionaba su ciencia . La señorita es tan poca cosa, que el embarazo la trae trastorná. Esto, en cuanto suerte la churumbela que yeva dentro, ya no se repite. Después habló de sangrarla; ella era capaz de hacer la operación. Había pinchado a todos los enfermos del barrio con una maestría que ya quisieran tenerla muchos barberos.
Y comenzó para Maltrana la vida de asilado: una existencia de sumisión, de disciplina, endulzada por el estudio y por los goces que le proporcionaba su superioridad sobre los compañeros. Los maestros mostraron por él gran predilección. El director, con toda su grandeza, que le hacía ser considerado en la casa como un ser casi divino, le conocía y se dignaba recordar su nombre.
Se encontraba en uno de esos períodos de la vida en que las mujeres interesan poco, en que lo femenino no basta a llenar el alma embargada por otra clase de sentimientos. De un lado, la admiración y las sorpresas que diariamente le proporcionaba aquella rica naturaleza; de otro, la necesidad imprescindible de restaurar su organismo, de renovarse, de asegurar su vida expirante.
Palabra del Dia
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