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Actualizado: 16 de julio de 2025
No obstante, creo que no será inútil añadir algunas reflexiones que sin salir de los límites fijados por el género de esta obra, suministren luz para guiarse cada cual en sus diferentes operaciones. Dificultad de proponerse el debido fin. No hablo aquí del fin último: este es la felicidad en la otra vida, y á él nos conduce la religion.
Regla tercera: Qualquiera cosa no solo ha de ser posible, y ha de proponerse como exîstente, sino que su existencia con las circunstancias con que se presenta, ha de ser verosimil. Quando el hombre ve la verdad con evidencia, ó con certidumbre, no necesita de reglas para asentir á ella; pero quando no puede lograr la certidumbre, ni la evidencia, desea á lo menos la verosimilitud.
Removido el óbice es mas fácil entrar en el buen camino; y libre la vista de esa niebla que la ofusca, no es tan peligroso extraviarse. No es solo la soberbia lo que nos induce á error al proponernos un fin. Para proponerse acertadamente un fin, es necesario comprender perfectamente la posicion del que le ha de alcanzar.
El discípulo, al cabo, se hacía maestro, concluía por separarse, pero seguía trabajando en la misma dirección y con los mismos procedimientos, y sin darse quizá cuenta de ello, ni menos proponerse romper ningún molde, por la energía de su personalidad artística producía obras distintas, tanto ó más bellas que las de su maestro, pero sin que se desatase el lazo que los unía.
En este mismo sentido puede también proponerse el poeta la pintura de un carácter, ó la representación de situaciones interesantes, en íntimo enlace con la fábula.
No se concibe qué objeto podia proponerse en entenderlas de diferente modo, supuesto que no trataba de otra cosa que de allanar el camino á la investigacion de la verdad. Con su manera de expresarse dió lugar á disputas, que con alguna mayor claridad se habrian evitado.
Lo dicho hasta aquí sobre el modo de pensar en todas materias, me ahorra el trabajo de extenderme sobre estos puntos, porque quien se haya penetrado de las reglas y observaciones precedentes no ignorará cómo debe proponerse un fin, ni cómo ha de encontrar los medios mas adaptados para alcanzarle.
No es menor, por tanto, la tarea que ha de proponerse el crítico, porque hasta sus faltas aisladas, que no se puede menos de conocer y confesar, se hallan revestidas de tan deslumbrador colorido poético, que se necesita hacer verdaderos prodigios de calma y reflexión para no hablar de ellos como lo haríamos cuando nos arrastra ciegamente la admiración más exagerada.
Y entretenía a Gabriel con el relato de todas las tentativas de robo realizadas durante el siglo. En la catedral existían riquezas para tentar a un santo. Madrid estaba cerca, y él temía mucho a los ladrones «finos». Después enumeraba todas las precauciones de la vigilancia. Listo y afortunado había de ser quien consiguiera burlarlas. El Vara de plata, el campanero y los sacristanes hacían la requisa antes de cerrar, llevándose Mariano las llaves a la torre. No había que proponerse romper las cerrajas. Eran obra antigua y fuerte, y además, allí estaban ellos para dar la alarma apenas oyesen el más leve ruido. Antes, con el auxilio del perro, la vigilancia resultaba más completa; el animal era tan fino, que bastaba que un transeúnte se aproximase a una puerta exterior para que al momento acudiera ladrando. El señor Obrero, después de muerto aquél, anunciaba meses y meses la adquisición de otro, y no cumplía su promesa. Pero, en fin, aun sin el can, allí estaban los dos, que representaban algo, ¿eh...?
Fué la primera congregacion á siete del mes de Hebrero del año pasado i en presencia del Papa i de su colegio i de toda su corte comenzaron á proponerse las cuestiones i articulos que se habian de discutir i disputar; i asistió el Papa á otras congregaciones, i por su absencia cometió sus veces i lugar para que presidiesen á ellas, al ministro general de la órden de los predicadores i al maestro del Sacro palacio.
Palabra del Dia
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