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Actualizado: 12 de mayo de 2025


Cuando la criada la hubo secado prolijamente y desgrasado sus cabellos con una tierra cenicienta, ella extendiose de espaldas sobre las almohadas y entregose, como muerta, al pincel y al ungüento. Poco después, el hombre de la túnica azul, que Ramiro viera al entrar, presentose. Traía en sus manos navaja y bacía de barbero.

La caballeriza, barrida y regada prolijamente, había sido desalojada de cuanto podía disminuir su capacidad de salón de baile, dispuesto con bancos en los costados; un gran farol sobre la pared del fondo; cuatro farolitos chinescos colgantes del techo y guías de sauces adornando los pilares del frente.

Digna es, por tanto, de ser tratada y explicada más prolijamente. Arminda, princesa de Trinacria, y sus dos pretendientes, los príncipes de Rusia y de Suavia, persiguen á Leonido con sus espadas desenvainadas, dándole apenas tiempo de refugiarse en una barca con un compañero fiel, y escapar, á fuerza de remos, de sus perseguidores.

Y se retiró alicaído y cabizbajo, mortificado por su amor propio, ajado y deprimido, y dejando en poder de su cliente un documento firmado en que constaban prolijamente las circunstancias y pormenores de su desventura. Reflexionó con calma, y vio que lo mejor era echar tierra al asunto y pagar sin decir una palabra. ¡Y pagó su chapetonada !

No es éste lugar oportuno de desenvolverlas prolijamente, y nos limitaremos, por ahora, á indicar sus principios más culminantes. Por otra parte, era indispensable defender á una dama perseguida por su esposo, padre ó hermano, teniendo ella derecho á que la protegiese el primero que encontraba y cuyo socorro pedía, sin preguntarle su nombre ni levantar su velo.

Por fin llegó la pregunta que esperaba. ¿Y qué vientos le traen por aquí, señor Sanjurjo? Como tenía bien preparada la respuesta, le expliqué prolijamente las desgracias que me habían acaecido desde la paz. Primero, había residido dos años en Bayona, manteniéndome con los recursos que nos proporcionaban a los emigrados algunas personas acaudaladas del partido.

Este juicio general, formado por la lectura de más de treinta comedias de Montalbán, y sin detenernos á confirmarlo más prolijamente, basta, sin duda, para nuestro objeto, no sólo por ser siempre harto desagradable perder el tiempo examinando escritos de poco mérito, sino también porque llamando nuestra atención otros muchos de valor literario incomparable, es justo y sensato que le demos la preferencia debida.

Para todos los primos y primas trajo regalos: para ellos puros filipinos en abundancia; para ellas, o pañolones bordados, que llaman en mi tierra de espumilla y de Manila en Madrid, o abanicos chinescos de los más primorosos. Para D. Acisclo trajo armas japonesas, y para doña Luz un juego de ajedrez de marfil, prolijamente labrado.

Fue todo lo que pudo sacar de él D. Nemesio, quien por su parte nos enteró prolijamente de su patria, condición, familia, carácter y cuantas circunstancias podían ser directa o indirectamente útiles para su biografía. Era un propietario rico de Simancas, donde había nacido y criádose, y tenía mujer y siete hijos, cuatro de ellos casados.

Prólogo á las Comedias de Cervantes. Digna es también de mención una fiesta dramática, que se celebró en Burgos el 27 de octubre de 1571, para solemnizar la entrada de Doña Ana, hija del emperador Maximiliano II, cuarta esposa de Felipe II. Su argumento era el rapto de la princesa Oriana del Amadís de Gaula, narrándose esto prolijamente en la Relación verdadera del recibimiento, que la muy noble y muy más leal ciudad de Burgos, cabeça de Castilla, hizo á la Majestad Real de la Reina N. S., Doña Ana de Austria, primera de este nombre, pasando á Segovia para celebrar en ella su felicísimo casamiento con el Rey D. Felipe, N. S., segundo de este nombre.

Palabra del Dia

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