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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Dirá usted que es un estafermo, bien; pero los restos del partido progresista, todo cuanto gastó morrión, y algunos chiflados de buena fe, le aclaman. ¿No ha visto usted en las tiendas el retrato de Baldomero I con manto real? El hijo de Isabel II, dos; su madre abdicó o abdicará. Ese, al menos, representa algo; pero es un rapaz; para jugar a la pelota serviría.
Don José conservaba el vigoroso arranque del antiguo partido progresista; Pepe, prematuramente escéptico, dado a violencias, como quien siendo joven está ya harto de traiciones, proponía a los males públicos remedios más enérgicos. En cuanto al modo de terminar la guerra civil, estaban conformes: había que concluirla, no por pacto, sino por fuerza de armas.
Allí brillaba espléndidamente esa fraternidad española en cuyo seno se dan mano de amigo el carlista y el republicano, el progresista de cabeza dura y el moderado implacable.
Ella, como esfuerzo progresista y como obra de ingeniatura, es una de las mas bellas que pueden hacer honor al espíritu industrial moderno.
El sueño me venció miéntras pensaba en el inmenso porvenir que le está reservado á la España progresista y demócrata. Un cura en diligencia. Las llanuras castellanas. Un poco de diplomacia. La provincia de Valladolid. La capital; sus monumentos, curiosidades, costumbres é industrias.
Al verla, Leopoldina Pastor corrió al soberbio piano de Erard, que estaba en un ángulo, arrancó de un solo tirón la rica y antigua colcha brocada que lo cubría, y se puso a tocar furiosamente el flamante himno de doña María Victoria, una de las intemperancias filarmónicas en que tan fecundo fue siempre el partido progresista.
Sin embargo, al cabo se durmió con la sonrisa en los labios. Un ángel progresista que el Eterno tiene aparejado para estos casos, batió las alas toda la noche sobre su frente, inspirándole ensueños felices. A la mañana siguiente se encontró en la mejor disposición de espíritu en que hombre alguno puede hallarse después de coronados sus esfuerzos por un éxito lisonjero.
Hablando de esto, Feijoo y Rubín achacaban la relajación de los caracteres a los desengaños. «Yo decía Feijoo , soy progresista desengañado, y usted tradicionalista arrepentido. Tenemos algo de común: el creer que todo esto es una comedia y que sólo se trata de saber a quién le toca mamar y a quién no». ii Don Evaristo González Feijoo merece algo más que una mención en este relato.
Pasados algunos años, y gobernando un ministerio progresista, sus compañeros y subordinados le prepararon la terrible asechanza cuyo funesto desenlace atajaron las declaraciones de don José. El expediente o causa formado contra él no dio más resultado que su destitución; pero este hecho, que pasó inadvertido para el resto de la nación, fue en la localidad suceso importantísimo.
Yo, señor Ripamilán, para confundir a este progresista trasnochado no necesito que me ayude la Iglesia; me sobra y me basta con la ciencia que es, en definitiva, mi religión. Y volviéndose a Foja añadía el médico: Oiga usted, señor decurión retirado, ¿conoce usted la acción del alcohol en las flegmasías de los bebedores? no mienta usted, porque no la conoce.
Palabra del Dia
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