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Actualizado: 22 de junio de 2025


De la veneración, llevada hasta la idolatría, que profesaban á Lope sus admiradores, da también una prueba el índice de la Inquisición de 1647. En el mismo se habla de un escrito, Símbolo de la fe que ha de tener á la poesía el apóstata de ella, que comienza: «Creo en Lope de Vega todo poderoso, poeta del cielo y de la tierra, etc

El cariño que tía y sobrina se profesaban era prueba indudable de la buena índole de ambas: las atenciones y el mimo que Julia prodigaba a doña Carmen contribuyeron mucho a que Ruiloz descubriese en la primera las cualidades que, hábilmente dirigidas, pueden ser la base de un hogar dichoso.

Las muchachas, enteramente desnudas hasta la edad núbil, no conocen el pudor; por lo que nada puede refrenar mas tarde su mala conducta; sobre todo, habiéndose ya estinguido los principios de sana moral que profesaban ántes estos naturales, y vuelto á dominar entre las mugeres la costumbre de hermosas palmas confundidas con otros muchos árboles de bella apariencia.

Se asegura que la gran mezquita de Córdoba era objeto entre los Arabes de Occidente y de la costa de Africa de una veneracion igual á la que profesaban los Orientales á su Meka, y los historiadores afirman que aun despues de haber caído en manos de los Castellanos y de quedar convertida en templo católico, siguieron aquellos dirigiendo á ella sus peregrinaciones.

Además, Manín era un célebre cazador de osos, con los cuales se decía que había luchado algunas veces cuerpo a cuerpo. Los aficionados a tal clase de ejercicio le profesaban por esto respeto y simpatía. Sin embargo, los enemigos que el mayordomo tenía allá en su aldea aseguraban, riendo sarcásticamente, que lo de los osos era una farsa, que en su vida los había visto, cuanto más luchar con ellos.

No quiso Carriazo tenérsela encubierta, por no hacer agravio a la grande amistad que profesaban; y así, le contó punto por punto la vida de jábega, y cómo todas sus tristezas y pensamientos nacían del deseo que tenía de volver a ella: pintósela de modo, que Avendaño, cuando le acabó de oir, antes alabó que vituperó su gusto.

Con esto Berenguer de Entenza se fué á Constantinopla, y luego acompañado no solamente de Roger, y de todos los de nuestra nacion, pero tambien de muchos Griegos principales, que en público profesaban nuestra amistad, entró en el Palacio Imperial.

No obstante, con la apariencia de hombre cortés e inofensivo, guardaba en el fondo de su alma un fondo satírico que le servía para vengarse lindamente, con alguna frase incisiva y oportuna, de las demasías de sus amiguitos los sietemesinos del Club. Estos le profesaban una mezcla de afecto, desprecio y miedo. Nadie conocía su procedencia, aunque se daba por seguro que había nacido en humilde cuna.

Entre los médicos insignes que profesaban la religion judáica fué mui celebrado en el siglo XVI Juan Rodrigo, natural de Castel Blanco, el cual temeroso de la Inquisicion huyó á tierra de libertad, donde publicó muchas con el nombre unas veces de Amato Lusitano i otras de Juan Rodriguez de Castel Blanco.

De vez en cuando levantaba un poco los párpados y dirigía una mirada afectuosa a su hijastra arrodillada. El sacerdote leía con voz nasal, quejumbrosa, las oraciones de su libro. Así murió la duquesa de Requena. ¡Dejadla, dejadla partir! Algunos días después, Clementina y su marido, a pesar del odio inextinguible que se profesaban, celebraban largas y frecuentes conferencias.

Palabra del Dia

rigoleto

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