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Actualizado: 4 de junio de 2025


Este presidente era un viejo terco, colérico, impertinente, que dirigía las sesiones del juicio oral como una escuela de párvulos. Ofendía a reos y a testigos, sin respetar mucho más a los abogados. Mostraba sus simpatías o antipatías con una franqueza que aterraba. Sin embargo, no era un perverso ni procedía de mala fe.

Todo el mundo decía que era una cosa sorprendente, puesto que el parentesco procedía por el lado del señor Osgood; y bien que la forma ceremoniosa de sus saludos no lo hubiera hecho suponer, había un afecto, una admiración recíproca entre la tía y la sobrina.

Algunas veces penetraba en el hueco de un tajo, pero se encontraba sin salida y volvía atrás y de nuevo seguía el curso de la mina. Al cabo volvió á percibir otro rayo de luz. Su corazón se dilató con la esperanza de hallar salida. Pronto se disipó no obstante: la luz procedía de otro respiradero. Sin embargo, al acercarse á él observó que era menos largo que los otros.

Maltrana veía con amarga conmiseración los ojillos pitañosos de la vieja, su boca sumida en una aureola de arrugas, moviéndose al hablar con gestos cabríos, las mejillas resinosas de suciedad, pulidas y brillantes, en las que el agua debía producir el doloroso efecto de un escopetazo. ¡Y de aquel ser procedía él! ¡Y aquella carne era su carne!...

Gillespie encontró interesante el hormiguero que rebullía y centelleaba bajo sus pies. Un resplandor de aurora ligeramente sonrosado iluminaba las calles, sin que él pudiese descubrir los focos de donde procedía. Tal vez emanaba de misteriosos aparatos ocultos en los aleros de los edificios. Pero lo que más admiró fué el continuo tránsito de los vehículos automóviles.

Y no contento Villamediana con el material ultraje, volvió á ofender á la dama hiriéndola en el alma y pisoteando su honra en un romance que hizo circular, y donde la acusa de que el caudal de él no bastó á saciar la codicia de ella, y donde, aludiendo al glorioso Hernán Cortés, de quien procedía el título de la Marquesa, dice á ésta jugando del vocablo: De la herencia de Cortés, Que en herencia te cabia, Heredas ser cortesana, Repudias la cortesia.

Según la idea vulgar, el fuego que ardía en su laboratorio procedía del infierno, y estaba alimentado con sustancias infernales; y por lo tanto, como era de esperarse, su rostro se iba también ennegreciendo más y más con el humo.

Era un espíritu prudente, metódico, fértil en recursos para explicar el origen y el fin de las cosas, y procedía casi siempre en sus disquisiciones por medio de símiles que extraía del reino vegetal y alguna rara vez también del animal.

Antes de que pudiera comprender que todo aquel centellear de vidrios procedía de los colgajos de la lámpara del comedor, iluminados por una vela que acababa de encender Doña Paca para revisar los cuchillos que de la casa de préstamos acababa de traerle Juliana, apareció esta en la puerta del comedor, y cortando el paso a la pobre vieja, le dijo entre risueña y desabrida: «Hola, Nina, ¿ por aquí? ¿Has parecido ya?

En ese momento, el hermoso Martholl se dedicaba a los representantes de la colonia inglesa. Con ellos se mostraba familiar, haciendo profesión de menospreciar a sus compatriotas, y afectaba una anglomanía exagerada. Nada le parecía bueno, ni chic, si no procedía de Londres; a cada instante, en la conversación, encontraba medio de alabarse de sus relaciones del otro lado del estrecho.

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