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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Por algunas palabras que logró percibir desde el pasillo comprendió que había reyerta entre los dos primos y adivinó también la causa. Adolfo trataba de curiosear en el equipaje del huésped y Maximina se oponía a ello. Cuando nuestro joven entró, ambos quedaron sorprendidos: Maximina en medio de la sala con la escoba en la mano sonriéndole; Adolfo arrimado a una cómoda mirándole torvamente.

Tenía noticia por sus primos y por algunos amigos del mal estado de la hacienda de su tío; pero se asombraba de que éste nada le dijese ni hallase en sus actos algo que acusase la ruina de que se hablaba.

Su respeto por el sabio de la familia iba acompañado de cierto menosprecio. El y su hermana Chichí habían sentido desde pequeños una hostilidad instintiva hacia los primos de Berlín.

Entonces salió de su casa, pues nadie había presenciado el crimen, y en la calle acertó á encontrarse á dos señores, que eran don Felipe y don Buenaventura Alcázar, primos de la víctima, y á los cuales dijo Villegas que había matado á un hombre y les rogaba les diesen asilo.

Se formaron en seguida dos parejas, una de don Fernando y doña Brianda y la otra de doña Inés y Pablo, y pusiéronse a bailar pausada y alegremente. Sin saber por qué, Pablo pensó de pronto en la sorpresa que sufriría su hermana si pudiese verlo en tan curiosa compañía, ¡y en las caras que pondrían, si lo vieran, su confesor, y sus primos, y sus acreedores, y sus arrendatarios!

Si, por acaso, Juan no podía salir de la fábrica, la presencia de sus primos Bertrán y Diana Gardanne no bastaba a consolar a los niños de la ausencia de su gran camarada, tan ansiosamente esperado, y que tenía el secreto de divertirlos sin contrariarlos jamás. Se entristecían y no jugaban. Bien pronto, para complacerlos, Juan fue llevado más a menudo al hotel de la calle Vaugirard.

Acudieron a la citación de Emma D. Juan Nepomuceno, Sebastián y otros dos primos. La indignación cundió por todos los presentes. El delito era flagrante: la flauta estaba allí, sobre la mesa, y el hígado de Emma en su sitio, pero hecho una laceria.

El de usted ha terminado; el mío empieza; porque no ha de escapar a la fina penetración de su inteligencia los malos ratos que me esperan frente a la oposición de Clotilde y de sus hermanas, de las tías de Inesita, de las hermanas y cuñados de ésta, de sus primos y primas, de toda la familia, en fin, la cual es natural que prefiera para Inesita el apellido y la fortuna de un Nuezvana antes que el oscuro nombre y la casi pobreza de mi pariente.

Quilito, tan pronto como pudo acercarse, vino a saludarla, y sin mediar presentación siquiera, charlaron como antiguos amigos. ¿No sabían, acaso, que eran primos y que él se llamaba Quilito y ella Susana? Charlaron de muchas cosas: él, de sus estudios, de sus esperanzas; ella, de sus distracciones, pero ni uno ni otro se atrevió a rozar, aun incidentalmente, el tema escabroso de la familia.

El señor Tournemine, muy felicitado por el precioso discurso que había pronunciado el día anterior en la alcaldía, acababa de llevar á su mujer, y faltaban los Chevalier, primos de Clementina por parte de madre, los Bobart y los Truchelet, cuyo jefe, Eduardo Truchelet, miembro del Instituto, es el gran profeta de las variaciones atmosféricas.

Palabra del Dia

bagani

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