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Actualizado: 1 de octubre de 2025


Como quiera que sea, esta publicacion no es otra cosa que una galería de cuadros naturales tomados á la vista: los colores que empleo, tomados de mi pobre paleta, son débiles pero exactos. Y basta para un prefacio: era indispensable consignar que este libro no es hijo de la moda: si no me equivoco, lo he apuntado ya, y si no se entiende bien, sépase al ménos que yo he pretendido decirlo.

Lope, por su parte, siempre se manifestó dispuesto á confesar los méritos de su pretendido rival, como se desprende de dos pasajes de La Dorotea, de la dedicatoria de sus novelas y de El Laurel de Apolo.

Tiene junto al rio un edificio grande, inmenso, coronado de almenas, circuido de ricas ventanas de herradura, adornado de hermosas celosías, dominado por una torre que arroja hoy á lo lejos la voz de sus campanas, edificio medio musulman, medio cristiano que ni bien presenta el aspecto de un templo, ni bien el de un castillo, construccion rara, heterogénea, híbrida, donde cada pueblo ha puesto su piedra y cada estilo ha pretendido imprimir su forma y su carácter: no cabe ya mas en arquitectura para subyugar la fantasía y turbar nuestros sentidos.

Quiere usted mostrarle una fidelidad que en realidad no siente; quiere usted alcanzar, con la observancia de un pretendido deber, la fama de mujer constante y fiel. Después de haber sido su querida, desea usted imponérsele como esposa, por más que ya no le ame usted. Al ver cuán buena la juzga él a usted, yo he querido ver en qué consiste esa decantada bondad.

Su sorpresa llegó al colmo cuando notaron que los ladridos venían de lo alto. ¡Calla! exclamó Cornelio . ¿Un perro en las ramas de un árbol? ¿Cómo explicar esto, tío? El Capitán, en vez de responder, lanzó una carcajada. ¿De qué te ríes? le preguntaron Hans y Cornelio. Es que el caso es para reirse, muchachos les dijo . ¿Queréis ver al pretendido perro? Mirad entre las ramas de aquel durión.

Confieso que me costó algún trabajo decidirme a ello; porque nosotros, los cultivadores, estamos muy aferrados, señores, a nuestros cuartos... Pero ¿qué es lo que no haría uno, cuando lo han declarado oficialmente «un buen muchachoMe voy, pues, una tarde a casa de mi futuro suegro, y entro en su pretendido gabinete de trabajo.

Figúrate que jugábamos al volante, y Lucía se equivocó al contar sus puntos; yo tenía seiscientos ochenta y ella seiscientos quince solamente, y ha pretendido tener seiscientos setenta y cinco. Me confesarás que esto era demasiado fuerte. Yo sostuve mi cifra y por supuesto, ella la suya. Y bien, señorita, le dije, consultemos á estas señoritas; yo me someto á su fallo.

En suma, pues, el adelanto y progreso moral de Filipinas es inevitable, es fatal. Las Islas no pueden continuar en el estado en que están, sin recabar de la Metrópoli más libertades. Mutatis, mutandis. A nuevos hombres, nuevo estado social. Querer que continúen en sus pañales, es exponerse á que el pretendido niño se vuelva contra su nodriza y huya desgarrando los viejos trapos que le ciñen.

El pretendido monje muestra una actividad sobrehumana: predica en todas las calles, y al parecer en muchas á la vez; ayuda á la construcción del convento, pero es tan singular en todas sus acciones, que los pobres hermanos no saben cómo explicarlo, y sólo el Padre Guardián, por revelación divina, conoce con certeza su diabólico carácter.

Acompañábame un buen amigo verdadero «Samaritano», quien se encontraba siempre allí en todas mis horas de dolor: Amadeo de Perseval, que yo nombro, aunque ya se le alude en el manuscrito, por haberse consagrado piadosamente a nuestra madre, y que había pretendido contarse en el número de sus hijos. Sin embargo de no ser así, fue por bastante tiempo estimado como tal.

Palabra del Dia

aprietes

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