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Actualizado: 18 de junio de 2025


Los hombres no se casan por el prestigio, sino por el dinero. No se le ocurrió, pues, sentir remordimientos por lo pasado. Vivió triste y resignada dos años más, mostrándose indiferente a los placeres propios de su edad, sin hacer nada para granjearse la voluntad de los jóvenes y ganar un marido.

La fragua de Vulcano esta pintada sin dejarse dominar por el prestigio de lo mismo que admira; pero así como antes fue su preocupación la intensidad del claro-obscuro, entonces puso empeño en conseguir el bulto sin sombras, modelando en claro.

En esta devota señora pensó Castro para que le secundase en su empresa. Era grande el prestigio que tenía en la sociedad aristocrática: mayor aún entre los que estaban agregados a ella por razón del dinero, como Calderón. El palacio de Alcudia era una fábrica sombría levantada a principios del siglo pasado.

Hay que tener en cuenta, amigo Ojeda, que en ciertos países la calidad de extranjero da gran prestigio a todo el que ofrece una idea nueva. En aquellos tiempos, los marinos genoveses eran los de más fama, los que habían llegado más lejos en sus exploraciones.

Ronzal parecía gallego cuando quería pronunciar en perfecto castellano. Mesía hablaba en francés, en italiano y un poco en inglés. El diputado por Pernueces tenía soberana envidia al Presidente del Casino. Ningún vetustense le parecía superior al hijo de su madre ni por el valor, ni por la elegancia ni por la fortuna con las damas, ni por el prestigio político, si se exceptuaba a don Álvaro.

A decir verdad, S. E. estaba contento y satisfecho inter se, pues ¿qué habría sucedido si hubiese fallado una pieza, un ciervo de esos que no estan al tanto de las conveniencias políticas? ¿á dónde iba á parar el prestigio soberano? ¿Cómo? ¿Todo un Capitan General de Filipinas errando una pieza, como un cazador novel? ¿Qué dirían los indios entre los cuales hay regulares cazadores?

Lo conforme a su gusto hubiera sido una educación más larga y difícil, así porque, durando la educación, también hubiera durado el prestigio que hacia Arturito la había atraído como porque la misma tardanza en educarse y en cambiar de condición hubiera sido garantía de lo seguro y firme del cambio.

Contaban que á su Excelencia le habían dicho: Es menester que haya alguno para que quede en salvo el prestigio de la autoridad y no se diga que hemos metido mucho ruido para nada. La autoridad ante todo. ¡Es menester que se quede alguno! Queda uno solo, uno que, segun el P. Irene, fué criado de Cpn. Tiago... No hay quien le reclama...

Al fin de una de las calles de árboles, en sitio bastante lejano, nos encontramos á una jóven rubia, muy rubia, y de un cútis tan blanco y tan terso, que más que cútis parecia alabastro. Una mujer en la soledad, y especialmente entre árboles y flores, tiene un prestigio fascinador.

He oído asegurar, y no puedo afirmar la certidumbre del aserto, que ésto se debe á la política allí sustentada de que para el prestigio del castíla sobre el indio, aquél no se ocupe nunca en trabajos manuales, por lo que allí no se tolera más españoles que á los empleados y militares.

Palabra del Dia

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