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Actualizado: 3 de octubre de 2025
Corria el año 1796, cuando en el puerto de la Guaira, remitidos desde España, desembarcaron Manuel Cortés Campomanes, José Laz, Sebastian Andrés y Juan Bautista Picornell con destino á los presidios de América, como cabezas de cierta conspiracion, cuyo fin era dar á la monarquia española una forma democrática despues de derribar el trono de Cárlos IV, rey incapaz de alcanzarse por sus actos el buen nombre con que su antecesor habla bajado al sepulcro.
Rocafort, y Fernan tomaron el camino de sus presidios muy poco á poco, corriendo por entrambos lados la tierra para buscar el sustento forzoso, y quitársele á su enemigo, que desamparados los lugares se retiraba á lo mas áspero de sus montañas.
Al Duque de Alcalá no le pareció, en tiempo tan sospechoso, quitar los presidios de las tierras de marina, estando como estaba el armada del gran Turco á la Belona y teniendo la nueva que tenían de la muerte del Rey de Francia, que por este mismo respeto el Duque de Sesa había suspendido el licenciar la gente, por no estar bien acabada de confirmar la paz.
Ordenose que Ramon Montaner con hasta treinta y seis velas que habia en nuestra armada, y entre ellas cuatro galeras, llevasen las mujeres, niños, y viejos, por mar á la ciudad de Cristopol, despues de haber desmantelado todos los presidios que en aquellas costas se tenian por nosotros, como Galípoli, Nona, Pacía, Modico, y Megarix.
Cuando llegaron al sitio de la catástrofe, los dos señores, dignísimos representantes de lo más meritorio y venerable que hay en los pueblos modernos, se echaron recíprocamente el uno sobre el otro estas dramáticas exclamaciones: «¡Esto es espantoso! Esto parte el corazón Escuelas, Sr. de Lamagorza. Presidios, Sr. D. Jacinto. Yo digo que jardines Froebel.
Granujas de la peor estofa, aspirantes a puntilleros, toda clase de rapaces desvergonzados y miserables, formaban su pandilla; y como Mariano solía tener algún dinero, eran de ver su boga y popularidad entre esta chulería menuda, que sin cesar se ofrece a nuestra vista por calles y caminos con escándalo de la moral, con bochorno de la sociedad y del cristianismo, que no aciertan a recoger y sujetar estos presidios sueltos del porvenir.
Todos fueron de parecer que desmantelasen á Galípoli, y los demás presidios, y en esto conformaron los capitanes competidores juntamente con los turcos, y turcoples; y así suplicaron al infante la gente buena y libre de pasiones, que fuese servido de no desampararles hasta dejarles en otra provincia, porque debajo de su autoridad, y nombre, irian todos muy seguros y en este medio se podrían concertar las diferencias de Entenza, y Rocafort.
No hay cosa que más penetre y descubra que los recelos, y temores de perder un puesto tan superior como el que Rocafort tenia, y más en un sujeto de tantas partes, y experiencia. Rocafort antes de partirse el infante del ejército ganó á Nona, y de comun parecer de los capitanes, deja el ejército los presidios de Thracia, y determina pasar á Macedonia.
Juntó el infante las cabezas principales del ejército, con todos los del consejo, y resueltos ya de salir de aquellos presidios que tenian en Thracia, por haberles forzado la necesidad, y falta de vituallas. Trataron que camino tomarian; y qué ciudad en Macedonia ocuparian.
Los nuestros después de la victoria, recogieron la presa y los cautivos, y dieron la vuelta á sus presidios con gran alegria y regocijo de haber dado fin á su venganza con tanto cumplimiento.
Palabra del Dia
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