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Actualizado: 1 de junio de 2025
El Rey también lo llevaba, y seguía inmediatamente á la custodia. Es ésta una ceremonia de las más bellas que se pueden ver... A las dos de la madrugada la procesión estaba todavía en la calle. Cuando pasó delante del palacio, se tiraron bombas de pólvora, y se dispararon muchos cohetes. El Rey fué á Santa María, iglesia próxima al palacio, para tomar parte en la procesión.
Esta lucha, que durante dos días apasionaba á toda la vega y no parecía aún próxima á su fin, había llegado á oídos de Batiste.
Despues pasaron á ser jurados igualmente á los reinos de Aragon y Valencia, en cuyo viaje les acompañaron sus padres. De regreso ya de esta espedicion hubo que detenerse en Alcalá de Henares á consecuencia de encontrarse próxima á parir Doña Juana.
El móvil de esto no era simplemente el amor al saber, sino un maligno deseo de tener argumentos con qué apabullar a los curas de la mesa próxima, que sólo por ser curas, aunque sueltos, le eran antipáticos, pues odiaba a la clase entera desde aquella trastada que los sotanas le hicieron en el Norte.
La alegría chispeaba en todos los ojos. Abríanse las narices olfateando la caída de los del Saloncillo, y su próxima y definitiva victoria.
Me fueron necesarios algo más que ruegos para determinar a los arrieros a conducirlos hasta la próxima aldea de Facatativá, a la que llegué tarde ya, encontrando en la puerta del hotel al secretario, que, a pesar de sus dos días de avance, no había conseguido aún el carruaje para llegar a Bogotá.
Las funciones más indiferentes de la vida constituyen una fuente de delicias inefables para el que ha visto próxima la muerte. Todos sus sentidos vibran al menor contacto del mundo exterior.
Esa separación acaso esté próxima... quizá empiece mañana mismo. El joven daba vueltas entre los dedos desde el comienzo de su discurso á una bola de la lotería, y al proferir estas palabras se le cayó al suelo.
Anúnciale éste su próxima victoria y la futura fama de Castilla. El séquito del Conde, inquieto por su suerte, lo encuentra al cabo, y le participa la noticia de haber atacado los moros á los cristianos. Al oirla, se apresuran todos á tomar parte en la lid, mandados por tan famoso héroe, y acompañados de las bendiciones del anacoreta.
La humanidad se acostumbra fácilmente á la desgracia decía Argensola , siempre que la desgracia sea larga... Esa es nuestra fuerza; por eso vivimos. Don Marcelo no aceptaba su resignación. La guerra iba á ser más corta de lo que se imaginaban todos. Su entusiasmo le fijaba un término inmediato: dentro de tres meses, en la primavera próxima. Y si la paz no era en la primavera, sería en el verano.
Palabra del Dia
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