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Actualizado: 23 de julio de 2025
Pero su dueño, comprendiendo que le costaría mucho trabajo curarlo si esto aún era posible lo carneó esa tarde, y al día siguiente al malacara le tocó en suerte llevar a su casa, en la maleta, dos kilos de carne del toro muerto. Cayetano Maidana y Esteban Podeley, peones de obraje, volvían a Posadas en el Silex, con quince compañeros.
A tu espalda se dilata formando cien tortuosas calles y otros tantos callejones la parte mas alta de la ciudad: en ella habia repartido la arábiga dominacion setecientas mezquitas con sus alminares, novecientas casas de baños, muchísimos mercados, bazares, zocos, talleres, fábricas, posadas; pero de tan portentosa grandeza no existe hoy ni la huella.
Pedro y Juan jinetean sin cesar toda la tarde, de la casa al parador, y de este a aquella. En las ciudades antiguas donde aun hay alegres posadas, y cierto indio que sabe francés, han comido casi todos los invitados. A las ocho de la noche empieza el baile. Toda la noche ha de durar.
»El viaje es sumamente cómodo..... Aquí tenéis El Indicador..... Se sale de Madrid á las nueve y media de la noche, y se llega allá á las nueve y media de la mañana. El billete, en 1.ª clase, cuesta siete duros, que, con siete de volver, son catorce. Supongo que habrá allí hoteles, ó sea fondas; pero, si no los hay, habrá casas de huéspedes, y si no, posadas, y si no, hospicio.
Recibieron estos jueces cartas de favor espedidas por los Reyes Católicos, para que las justicias de las ciudades i villas los acreditasen i les diesen posadas i alojamientos.
Distinguíaselas desde lejos como florecitas brillantes posadas sobre los cantos rodados al borde mismo de las olas azules. Cuando los incidentes de la cacería nos llevaban demasiado lejos o nos retenían hasta tarde, oíamos la voz de Magdalena que nos invitaba a volver. Tan pronto nombraba a su marido o a Oliverio como a mí.
Allí, en las tazas de güiro posadas en trípodes de bejuco recién cortado de las cercanías, hervía la leche que, a juzgar por lo fragante y espumosa, acababa de salir de la vaca de Durham que asomó su cabeza pacífica por uno de los claros de la enredadera.
Luego que llegó á Venecia, se echó á buscar á Cacambo en todas las posadas, en todos los cafés, y en casa de todas las mozas de vida alegre; pero no le fué posible dar con él.
Creo que vamos a salir bien. Míster Fernández: Esta misma tarde refuerce la maroma en la barra, y comience a arrimar todas las vigas aquí a la barranca. El arroyo está limpio, según me dijo. Mañana de mañana bajo a Posadas, y desde entonces, con el primer temporal que venga, eche los palos al arroyo. ¿Entiende? Una buena lluvia. El encargado lo miró abriendo cuanto pudo los ojos.
Hacíamos noche en las posadas y ventas del camino, donde Santorcaz lucía su prodigiosa habilidad en el no gastar, logrando siempre que se le sirviese bien. Para estas y otras picardías, mi compañero se hacía pasar por un insigne personaje, mandándome que le llamase Excelencia y que me descubriese ante él siempre que nos mirara el mesonero.
Palabra del Dia
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