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Actualizado: 2 de junio de 2025


Pero sin que sea necesario entrar en conjeturas en un supuesto semejante, basta el saber: 1.º Que sobre nuestra organizacion no puede obrar nada que no sea extenso, á no ser por medios que nos son enteramente desconocidos, y que ninguna idea nos dan de lo que entendemos por cuerpo, 2.º Que aun suponiendo que se recibiesen las sensaciones del oido y del olfato sin acompañarlas ninguna idea de extension, ellas en tal caso no serian para nosotros mas que simples fenómenos de nuestro espíritu, que no nos pondrian en comunicacion con el mundo externo, tal como ahora lo comprendemos; porque si no conociéramos que proceden de otra causa no tendríamos mas conciencia que la del yo; y si lo conociéramos, esta causa no se nos ofreceria sino como un agente que influia sobre nosotros, y de ningun modo como un ser que tuviese nada parecido á lo que entendemos por cuerpo. 3.º Que en tal caso, no tendríamos ninguna idea de nuestra propia organizacion, ni del universo; pues es claro que reducido todo á fenómenos internos, y á su relacion con los agentes que los produjesen, siempre faltando la idea de extension, ni el universo ni nuestro cuerpo mismo serian para nosotros nada de lo que son ahora. ¿Qué seria el mundo inextenso? ¿ni nuestro cuerpo mismo? 4.º Que por ahora nos limitábamos á demostrar la dependencia en que segun el sistema actual, se hallan todas las sensaciones con respecto á la extension; y esto no se destruye, aun suponiendo que quien no poseyese mas que olfato ú oido, no se formase idea de la extension, ni la necesitase para experimentar sus sensaciones. 5.º Que aun en esta suposicion, siempre queda en pié la proposicion asentada: que la idea de la extension es independiente de las demás sensaciones. 6.º Que permanece tambien firme la verdad cuya demostracion nos proponíamos principalmente; á saber: que para nosotros la idea de extension es inseparable de la de cuerpo.

Pedro, antes de salir, había encargado que por todas las calles del jardín que había frente a la casa, pusieran unas columnas, como media vara más altas que un hombre, que habían de estar todas forradas de aquella parásita del bosque, sembrada acá y allá de flores azules; y sobre los capiteles, se pondrían unos elegantes cestos, vestidos de guías de enredadera y llenos de rosas.

Al llegar al medio de la ensenada, Úrsula le dijo: Estamos a medio camino, señorito. Miguel se puso en pie, encendió otro fósforo y lo mantuvo vivo todo el tiempo que duró. ¿Sabe V., señorito le dijo Úrsula, que si hay alguno por ahí en vela, y nos observa, no qué pensará de nosotros? Pensará que somos novios, ¿y qué mal hay en eso? Para V. ninguno. ¡A , buena me pondrían!

Obedece durante diez minutos, y de repente vuelve otra vez con el señor alcalde mayor. Dice que se olvida, Creánmelo ustedes. Le rompería la cabeza». ¡Y me quieres hacer creer que en el extranjero...! Pero Manolo... ¡Ah!, no, señora... esté usted segura de que si en Londres una criada se permitiera cantar, pronto la pondrían de patitas en la calle. Es que ni se les ocurre tal disparate.

En las orejas le pondrían unos pendientes de Carmen que había comprado el espada en Madrid, invirtiendo en ellos el precio de varias corridas. Al pecho llevaría una cadena de oro doble del torero, y pendiente de ella todas sus sortijas y los gruesos botones de brillantes que se colocaba en la pechera cuando salía a la calle vestido «de corto».

Se les hubiera creído perdidos a consecuencia del huracán, y mañana, otras dos escampavías se pondrían en mi persecución. Mañana, Blasillo, ni un brick, ni una fragata, ni un navío se atreverá a ello, tan grande ha sido el terror que he sabido inspirarles.

Después pensé que sería un paso muy salado que se presentase ella en la cercana casa de Céspedes diciendo que hicieran el favor de darle un duro, siquiera se lo diesen a préstamo. Seguramente, se reirían de tan absurda pretensión, y la pondrían bonitamente en la calle.

Se hacen apuestas, y Paulina me ha contado que su padre ha apostado un peso a que la boda no se hace. La de Aimont está muy descontenta porque teme que esta historia de la apuesta llegue a oídos de los Brenay, que se pondrían furiosos.

Palabra del Dia

vorsado

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