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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Infante, amigos y compañeros, ha sido uno de los mayores y más felices sucesos que pudiéramos desear, al fin enviado por la poderosa mano de quien hasta el presente dia nos ha conservado con grande aumento de nuestro nombre, y confusion de nuestros enemigos, porque ya se ha dado fin á nuestros trabajos, y principio á una felicidad muy entera, por tener prendas tan propias de nuestros Reyes, á quien podemos entregar con seguridad, la libertad, y la vida, recibiéndole no como él quiere por Lugarteniente de su tio, sinó como príncipe absoluto, y sin la sujecion y dependencia alguna.
Es evidente que sea cual fuere el número determinado que imaginemos, siempre podemos concebir otro mayor; aun cuando al número le podemos señalar un límite, este podemos retirarle indefinidamente, de suerte que el límite de uno no sea el límite de otro.
¡Son tantos los enemigos!... dijo luego con desaliento . ¡Somos nosotros tan poca cosa!... Por unos cuantos metros no nos han echado á pique en el último viaje. Lo que no ha sido ahora será cualquier día... Ellos han jurado acabar contigo; y son muchos... y son de guerra. ¿Qué podemos nosotros, pobres marinos de paz?... Tòni no añadió nada, pero sus ideas silenciosas fueron adivinadas por Ulises.
Y no es fácil de creer que los de Mallorca al ejemplo de sus vecinos y quizás descendientes y a la luz de tantos prodigios no se convirtieran también, de manera que en los años de 423 podemos creer quedarían muy pocos o ninguno, pertinaces en esta Isla.
Y el príncipe rió largamente, como si no se cansase de celebrar lo absurdo de tal suposición. Eso tú lo sabrás contestó Atilio . Lo que yo digo es que no podemos ser por mucho tiempo los enemigos de la mujer. Mira al coronel; es tu «chambelán», tu ayudante, el hombre que te obedece ciegamente. Pues hasta ese te abandona. Fíjate: siempre que puede, vive en el pabellón de la portería.
Fácilmente podemos observar que esta idea la aplicamos á cosas de órdenes muy diferentes; y que la significacion en cada caso, es una misma para todos los hombres.
Nosotros, que medimos por metros, que sólo podemos concebir distancias breves, tenemos que hacer un gran esfuerzo de imaginación para abarcar el infinito.
Se me objetará que el honor es preferible a la vida, pero no somos los humanos quienes podemos juzgar estos asuntos.
Don Bernardino de Cáceres y su padrino. Creo que podemos empezar cuanto antes dijo don Bernardino desnudando la espada y tomando la linterna de mano de su padrino. Por nosotros no hay inconveniente dijo el alférez, dando su linterna á Juan Montiño . Pero antes de empezar debo advertiros una cosa, amigo Velludo. ¿Qué? Nosotros no reñiremos. La costumbre es que los padrinos riñan.
Aquella noche no se hablaba sino de política, y solamente los que hemos vivido bajo la atmósfera caliente del Buenos Aires de entonces, podemos apreciar la importancia que tenían las pláticas de los mostradores de la calle del Perú y de la calle de la Victoria, y la concordancia de miras sociales y politiqueras que existía entre don Narciso Bringas y mi tía doña Medea Berrotarán.
Palabra del Dia
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