Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


Encontrose en una como plazoleta, limitada en el lado de Poniente por un vulgar edificio, al Sur por el pretil del contrafuerte del puente, y a los otros dos lados por desiguales taludes y terraplenes arenosos, donde nacen silvestres espinos, cardos y raquíticas yerbas.

Después que hubo dado algunas vueltas por ella y enterádose de su disposición a la escasa luz que allí había, encendió un cigarro, saliose al corredor y se echó de bruces sobre la baranda de hierro, poniéndose a contemplar, con ojos distraídos, el baile de la plazoleta. El grupo de jóvenes bailaba cada vez con más entusiasmo y cantaba cada vez más alto.

El cuarto cuerpo tiene cuatro ventanas que dan luz a una espaciosa cámara, con vigas borneadas en el techo, colgada de ristras de pimientos y de horcas de cebollas y ajos, llena de simples mantenimientos para la comida cotidiana. Enfrente de la casa, formando plazoleta, hay una cochera y una ermita. La ermita es pequeña; es de orden clásico.

Así anduvo nuestro buen hombre por los años de 1720 y 24 y era muy frecuente encontrarlo por la mañana y tarde, ya en el monte del Baratillo, bien junto á una puerta, ó bien en medio de una plazuela rodeado de muchachos á los cuales daba enseñanza, y tan de la confianza de algunos fué haciéndose Toribio con paciencia y dulzura, que las horas en que tenía costumbre de dar su lección, poníase en el extremo de una calle ó plazoleta y allí sacaba de debajo de su capa raída y sucia una campanilla que agitaba con fuerza, y á su toque se veían de distintas partes acudir á los niños, que más de una vez dejaban instintivamente el juego para rodear al pobre montañés y escuchar sus toscas palabras.

Uno tras otro, a veinte pasos de distancia, siguieron cosa de cien metros, internándose luego hacia la derecha en los jardinillos donde hay una plazoleta con macizos de boj y bancos de piedra en torno de una fuente.

Pero todo lo doy por bien empleado porque al cabo logré ver á la gracia de Dios. Vaya, vaya, déjeme usted en paz que tengo prisa. Pero no se movía. Plantada en medio de la plazoleta, con el cuerpo entornado por la cojera tanto como por el peso de la vasija, estirado el cuello rugoso y la oscura boca abierta para sonreir, parecía aquella mujer un endriago.

Salió de su abstracción y á paso lento, siguiendo su paseo, se dirigió hacia la Celle-Saint-Cloud. Fortunato se estremeció. ¿Se habría engañado? ¿Sería capaz Mauricio de tanto disimulo? ¡Qué! ¿iría á casa de la señorita Guichard? ¡No! imposible. Y, sin embargo, tomaba una dirección nada dudosa hacia una plazoleta en la que desembocaba la callejuela donde el joven había sido atropellado.

Desde Madrid había telegrafiado a una prima, y ésta, en unión con Manuel Antonio, dos de las niñas de Mateo y algunas amigas más, la esperaban en la mal empedrada plazoleta del Correo, donde paraba la diligencia. Y vengan de abrazos y achuchones y besos, y vayan de preguntas y exclamaciones y lágrimas.

Yo tengo un pájaro que todo me lo comunica; y si mañana algo malo, andará la caña suelta como un demonio. Y plantado en la plazoleta, seguía mucho rato con la vista al grupo más numeroso, que se alejaba camino de Alboraya. Estos discípulos eran los que pagaban mejor. Iban entre ellos los tres hijos de Batiste, para los cuales se convertía muchas veces el camino en una calle de Amargura.

Linón de Mardana, uno de los criados del capitán, acababa de traer la última carga de tojo y árgoma. El montón, situado en uno de los ángulos de la plazoleta, era en verdad enorme, imponente. En torno de él saltaba y voceaba un enjambre de chiquillos.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando