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Actualizado: 5 de junio de 2025


Las hormigas removían el suelo, elevaban pirámides junto al túnel de su vivienda, y en negros rosarios atravesaban los andenes, realizando bajo la hierba obscuras epopeyas de combates, conquistas y trabajos hercúleos. De ciprés en ciprés aleteaban pájaros negros, rasgando el silencio con su silbido.

Cuando las dos hermanas se pusieron a recorrer los senderos del jardín prolijamente limpios, rodeados de céspedes cuyo verde claro contrastaba agradablemente con el tinte sombrío de las pirámides y de las bóvedas y con el de los cercos de boj que se elevaban como murallas de verdura, Priscila dijo: Estoy muy contenta con que vuestro marido haya hecho esa permuta de terreno con el primo Osgood y que comience a ocuparse en una lechería.

En la glorieta del puente de Toledo, entre las dos pirámides de piedra que descansan en su pedestal sobre los boliches dorados, como dos gigantescas mesillas de noche, vio una masa obscura con puntos brillantes: una fila compacta de hombres negros. Era la policía cerrando el paso. El entierro avanzó sin titubear.

A los dos lados estaban dos enormes navajas de afeitar abiertas, que formaban dos pirámides; en el centro de estas había dos muelas colosales. En torno reinaba una guirnalda de rosas, semejantes a ruedas de remolachas, y de la guirnalda colgaba un monstruoso par de tijeras.

Allí reina la inteligencia, soberana del mundo, allí se respira el aire de la gloria, allí se levantan esas altas pirámides que señalan el camino del mundo, allí están reunidos los héroes del pensamiento, los atletas de la inteligencia, allí está la verdadera aristocracia de la humanidad, que cuenta por blasones 300,000 volúmenes: allí está el orgullo de las sociedades, la riqueza del porvenir, la gloria del pasado, el honor de las presentes edades.

Toda la mesa resplandecía de flores, luces, cristales y reflejos de oro; y, enroscándose entre las pirámides de frutos, mezclado en el humo de los platos, erraba en el aire un tedio inenarrable.

Las pirámides de Egipto son un testimonio en piedra de la magnitud de las cargas reales que recayeron sobre las espaldas de los vivos por la invención de la vida de los muertos, en una de sus millares de formas diferentes.

Sus cimas, á uno y otro lado, ora desnudas, ora cubiertas de hielo y nieve, se despedazan en enjambres de agujas, picos, conos truncados, soberbios obeliscos, pirámides y cúpulas de los mas extraños relieves y el mas severo aspecto.

Lo sabíamos todo...». Y esto ocurre porque nadie en la vida expone la verdad corajudamente; porque el conferencista debía decir el primer día a su público: «Todos ustedes, que viven batallando por el dinero, deben figurarse por qué he hecho yo esta larga travesía, viniendo a una tierra que no tiene el Partenón, ni las Pirámides, ni la Alhambra.

La Inglaterra caerá; pero no caerá sino como cae una masa enorme: caerá como cayó el templo de Belo, como cayó el coloso de Rodas, como cayó el Partenon de Grecia, ó el Capitolio de Italia, como caerán las Pirámides de Egipto; como caen los milagros del hombre. Comimos en el pequeño restaurant de Lóndres, cerca de la fuente de Molière.

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