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Actualizado: 27 de julio de 2025
La marquesa sintió que el corazón se le oprimía, oyéndole hablar de aquel arrepentimiento en que no entraba la idea de Dios; de aquel amor a su mujer en que no entraba la ternura hacia su hijo, y dulcificando con un esfuerzo de su poderosa voluntad más y más su sonrisa, y dando a su acento más marcado tinte de confianza y de cariño, dijo moviendo desdeñosamente la cabeza: ¡Bah!... No pienses en eso...
No pienses que trato de atenuar mi culpa; por mucho que la execres no he de quejarme de ello; pero escúchame un momento más y dime luego si no existen circunstancias que atenúan el delito que he cometido, dejando de amar a Magdalena para amar a Antoñita. Hable usted; ya le escucho dijo con viveza Amaury, aproximando su silla para oír mejor a Felipe.
No pienses todavía en esas cosas de remontarte mucho, que eres más pelado que un huevo le dijo ella . Vete poquito a poquito; hoy me aprendo esto, mañana lo otro.
Señora, yo quiero verla y hablarla prosiguió Asunción con suplicante acento . Si hay en ella pecado, estoy segura de que me lo confesará. Si no le hay, como creo, tendré la dicha de descubrir la verdadera causa de su fuga, y reconciliarla con la familia. No pienses en eso. Que cada cual se entienda con su conciencia.
«No, tú eres la que tienes que probar que lo has parido... Pero no pienses locuras, y tranquilízate ahora, que mañana hablaremos». ¡Ay, mamá! dijo la nuera enterneciéndose . ¡Si usted le viera...! Barbarita, que ya tenía la mano en el llamador de la puerta para marcharse, volvió junto a su nuera para decirle: «¿Pero se parece?... ¿Estás segura de que se parece?...». ¿Quiere usted verlo?, sí o no.
Se nos olvidó, y mire las resultas.... Anda, desgraciada, cómprate ahí la paciencia y usala a pasto, que te irá bien. Lo dicho: paciencia, y más paciencia; y nada de esquelitas de tapadijo. ¿Quién la mete a ella a predicadora? Y no afligirse: Dios aprieta, pero no va a ahogar, que no es ningún verdugo; y puede que cuando menos pienses, te mande consuelos, así, de regalo, y no por tus méritos.
Porque vino Telva, la de la Cuesta, con un celemín, diciendo que no tenían qué comer en casa hoy... Tanto me rogó que se lo eché... Esta noche se puede moler el del tío Ángel. ¿Y a ti quién te mete a hacer favores a Telva sin permiso mío? Como otras veces lo hice y no me dijo nada, yo pensé... ¡Pensaste! ¡pensaste!... Pues para que no pienses otra vez, toma...
Te engañas cuando dices que a nada aspiras, que nada ambicionas. ¡No sospechas cuántos encantos y cuántas seducciones tiene la vida! «Perdóname, y no pienses mal de mí; serías injusto, y la injusticia no cabe ni cabrá nunca en un corazón tan noble y tan generoso como el tuyo.
Me moriría, te lo juro... Debe parecerte muy rara la indiferencia mía para con José Luis. Tú sabes toda la historia; no necesito preguntarte si te la ha contado Camucha. Capaz la creo de habérsela contado también a Julio. ¡Oh, no! No lo pienses, Laura.
Te equivocas si piensas que todavía no nos queda bastante hilo que enrollar en nuestros viajes alrededor de la madeja de la Tierra. Y es mejor que no pienses ahora, ¡oh mi ídolo! en ver a Tucker. Porque tiene lepra y te la contagiaría si lo vieras. Pero cuando que es tu tío y tutor no tiene lepra objeté a Nanela. No lo niego. Sólo tiene lepra cuando es un extraño para mí.
Palabra del Dia
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