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Actualizado: 27 de junio de 2025


Pero entonces destruyes tu pensamiento.... ¿Por qué? ¿Piensas? ¿no es verdad? Cierto. Segun mismo, es posible que no pienses al mismo tiempo. Estamos conformes. Luego destruyes tu pensamiento: porque cuando no piensas se destruye el «yo pienso;» y como todo esto es simultáneo, resulta que destruyes tu propio pensamiento.

Y ahora que sabes ya lo bien pagada que es tu inclinación, ¿qué sientes?, ¿qué piensas de D. Jaime? Siento y pienso... que no debo dar en seguida un de que tal vez no haga él mucho aprecio si con tal facilidad le obtiene. Además, no basta ser amada. Es menester pensar en el término de estos amores. ¡Hija mía! ¿Qué otro término pueden tener sino el de que os case el cura?

Si mi ciencia y mi saber tuviesen la eficacia que imaginas, aún viviría tu madre, hija mía... Pero ¿quieres decirme en qué piensas, Magdalena, para perder así el tiempo? Mira que son ya las diez y Amaury debe venir a las once, pues a esta hora le he citado.

Ingénieselas usted ahora mientras él está allá..., en golviendo..., pues, entonces... ya ¡maldita la falta que le hace usted a ella! Bien, hija, bien. Eres jovencita; pero piensas claro. Lo que la enseñan a una. En fin, yo me tengo que largar. ¿Manda usted algo? ¡Ah, me se olvidaba una cosa que l'importa a usted mucho! Según la cocinera, el amo es muy bruto... ¡conque, ojo al Cristo! ¿Cómo?

«¡Las diez dadas! dijo con aquella voz tan severa que habría hecho estremecer a una piedra . Y no te has quitado el manto. ¿Es que piensas volver... de compras? El pobre Maxi, al despertar hace un rato, me preguntó si habías venido, y le dije que no. Me dio vergüenza de decirle que , porque habría sido preciso añadir que sólo con la manera de entrar te declaras culpable...

Alineado a la salida de la Recoleta, soporté con todos los parientes de la muerta, los apretones de los concurrentes, que le dan la mano a uno como diciéndole: «¡eh! míreme usted, he asistido, no lo olvide,» y cuando terminó esta dura prueba de resistencia, di vuelta y vi a don Benito que me esperaba. ¿Piensas ir con la parentela? me dijo. ¿Qué hacer?

¿Qué forastero prosiguió , no se ha enamorado de ti, de cuantos han venido a Villafría, jóvenes, libres y en estado de merecer? Prepara, pues, el almíbar con que sueles propinar las calabazas, si es que también piensas dárselas a éste. Pero, ¿quién sabe? El pretendiente, que ya columbro, no es rústico, ni lugareño, como los que has tenido hasta ahora.

¿Y piensas que aquí, entre mi tutor y tu tía, podremos escapar á los disturbios y á las malas influencias? Creo que no. Entonces, deduce misma la consecuencia. La joven permaneció un instante pensativa y con la rubia cabeza inclinada y algunas lágrimas rodaron por sus ojos. Después murmuró: ¡Es preciso huir!

Si Miguel se hubiera fijado en ella, tal vez habría advertido en sus ojillos inquietos y negros un brillo singular y en sus manos cierto temblor inusitado; pero se hallaba tan embebido en sus pensamientos y habitual melancolía, que nada observó. Dime, Miguel le dijo la joven levantando resueltamente la cabeza, ¿qué piensas hacer cuando te levantes?

A los pocos días, una tarde que Masicas había estado muy melosa, le contó a Loppi muchos cuentos y le acabó así el discurso: Pero, Loppi mío, ya no piensas en tu mujercita: comer, es verdad, come mejor que la reina; pero tu mujercita anda en trapos, Loppi, como la mujer de un pordiosero. Anda, Loppi, anda, que la maga no te tendrá a mal que quieras vestir bien a tu mujercita.

Palabra del Dia

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