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Actualizado: 15 de junio de 2025
Celinina abrió los ojos, que ya parecían cerrados para siempre; miró á su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecía venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no había querido traerle.
En este tiempo Godofredo se hallaba terminando una historia de Santa Isabel de Hungría, que se preparaba a dar a la imprenta. Y como quisiese poner al frente del libro el retrato de la Santa, pidió a Presentación el suyo para hacerlo grabar. Este rasgo ingenioso y delicado causó impresión profunda, tanto en su novia como en D.ª Carolina.
Pidió también á su camarada que retirase el recibo escrito en un pedazo de periódico que había dejado en la tumba ó que fuese en busca del encargado de recoger las limosnas para pedirle el tal documento. Los asuntos de dinero deben llevarse con limpieza, sobre todo si hay muertos de por medio.
A las tres pidió la señora condesa la berlina y dio al lacayo, como la cosa más natural del mundo, las señas de Jacobo. Vivía este en la calle de Alcalá, en un precioso cuarto de soltero, y constaba su servidumbre de un ayuda de cámara, un jockey, una ama de llaves y un cocinero; en las cuadras, situadas al final de la calle del Barquillo, tenía cuatro caballos ingleses, tres de tiro y uno de silla, una berlina, un char-
Allí, oyendo a don Rosendo tocar el punto del matadero, pidió por favor a la plebe que le dejase paso. Una vez en las primeras filas, gritó reciamente: ¡Aquí no se juega trigo limpio! Después, se retiró.
Recordaba haber leído en las crónicas que el Emperador Alfonso había estado a punto de hacer descabezar a su esposa y al Arzobispo don Rodrigo por haber violado su regia palabra, empeñada a los alfaquíes toledanos. El Canónigo llegó al amanecer y pidió que le dejasen a solas con el mancebo.
Encontró en el camino una nacion de indios, harto docil, que le pidió el bautismo. Pasó hácia el oriente. Yo soy amigo de los de esta ciudad. Por la voz que corre de indios á indios, han sabido, que un sacerdote de los cristianos, anda por estas tierras: desean mucho que vayas allá; y para que creas que es verdad, me han dado estas señas.
Estando en esto se echó á sus piés un gentil, y con lágrimas en los ojos le pidió que al punto le bautizase, porque temía mucho no le matasen allí á traición por causa de algunos disgustos antiguos, y no quería perder con el cuerpo la vida del alma.
¡Otra, señor! respondió a esto con la naturalidad más encantadora . ¿Quiere que tenga por cosa buena el perder de vista a una persona como usté?... ¡Mire que hasta le he comido el pan! Soltó aquí una risotada de las que solía, y me pidió permiso para ir a arreglarse un poco, «porque no estaba su ver para cabayero tan principal», llamando enseguida a su madre para que me acompañara mientras tanto.
Dos días después de haber despedido a Arturito, supo que Pedro Lobo acababa de desembarcar en Río de Janeiro y que pretendía venir a verla. Ausente D. Joaquín y víctima Rafaela de jaquecas continuas, Rafaela no recibía entonces ni salía de su casa. Pedro Lobo buscó en la calle a Madame Duval, le habló, y le pidió y casi le exigió que le diese una cita con su señora.
Palabra del Dia
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