Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de julio de 2025
Al entrar yo en el referido gabinete, he sorprendido a las dos arrodilladas, rogando y llorando ante Dios para que me consuele. ¡Qué dichosa me he considerado al ver la ternura y la sensibilidad de mis piadosas hijas! Pero ¡ay! ello no hace sino disgustarme más al ver que no puedo ocuparme como debo del porvenir a que son acreedoras, por las virtudes que atesora su corazón.
Cuando los vecinos del pequeño valle enclavado entre dos estribaciones de los Andes se enteraron de que Rosalindo Ovejero pensaba bajar á la ciudad de Salta para asistir á la procesión del célebre Cristo llamado «el Señor del Milagro», fueron muchos los que le buscaron para hacerle encomiendas piadosas.
Pero no es eso. Ayer el teatro era espectáculo tan inocente, para usted, como el resto del año. El caso es que la Vetusta devota, que después de todo es la nuestra, la que exagerando o no ciertas ideas, se acerca más a nuestro modo de ver las cosas... esa respetable parte del pueblo mira como un escándalo la infracción de ciertas costumbres piadosas....
La fama bien sentada de hereje que había conquistado en los últimos tiempos el buen don Santos, retraía a muchas almas piadosas que de buen grado le hubieran socorrido. Y solamente las Paulinas fueron osadas a acercarse al lecho del vejete para ofrecerle los auxilios materiales de la sociedad y los espirituales de la Iglesia.
El sastre Balmisa, el director y redactores de La Aurora, y demás correligionarios pertenecientes a la clase media baja intelectual, tomaban a broma a Belarmino y le calificaban de chiflado. El clero y las familias piadosas le reputaban como un loco, aunque generalmente inofensivo, en ocasiones peligrosísimo y de más cuidado que todos los otros republicanotes.
Sus ojos miraron con estúpida fijeza los dibujos del empapelado, las láminas piadosas de este cuarto que había servido de albergue á los peregrinos ricos. Permaneció inmóvil y abstraído como los orientales, que piensan en su carencia absoluta de pensamientos. Una idea única danzaba en el vacío de su cráneo: «Y no la veré más... ¿es esto posible?»
¡Padre San Vicente! mugía . ¡Cristo del Grao!... En vano le llamó el capitán. No podía oírle. Siguió nadando con toda la fuerza de su fe, repitiendo sus piadosas invocaciones entre bufidos ruidosos. Un tonel remontó la cresta de una ola, rodando por la ladera contraria.
Bartolomé de las Casas no fué el único defensor de los indios; fué acaso el más vehemente y atrabiliario; pero antes y después de él hubo multitud de santos misioneros y de almas piadosas que defendieron y protegieron á los indios, y desde luego los consideraron iguales á ellos, y á veces superiores, cuando por su nacimiento, por la autoridad de que gozaban ó por el respeto que les tenían los de su casta, eran superiores en su tierra.
Otros días, al salir de aquella casa había gozado el placer fuerte, picante, del orgullo satisfecho; el dominio de las almas, que allí ejercía en absoluto, le daba al amor propio una dulce complacencia.... Pero ahora, nada de eso. No salía contento. Había procurado abreviar la visita suprimiendo palabras en sus piadosas arengas. «Aquel idiota de don Robustiano le había puesto de mal humor.
Al contrario, ya que no para las personas piadosas y timoratas, para gente vulgar y profana es pecado más feo. No se ofenda usted si me atrevo a declararlo, con harto dolor lo declaro: la ridiculez le acompaña. Casi todo el valor de que se había armado don Paco a fin de hablar a su hija y de quejarse de su conducta, cayó derribado a los pies de la señora de Roldan.
Palabra del Dia
Otros Mirando